Señala el historiador ruso Mijaíl Pokrovski, que desde que aparecieron en el antiquísimo comunismo primitivo o sociedad horizontal, el sobrante marginal, las luchas y las alianzas de guerra y una mayor división del trabajo; comenzó un constante proceso que degeneró en los primeros Estados esclavistas como fueron: Eridu, Uruk, Shuruppak, Elam, Sumeria, Acadios, los Babilonios, los egipcios, los hebreos, los persas, los asirios, los chinos, los hindúes y, en occidente los griegos y los romanos. Y con ellos, la institucionalización de la propiedad privada, la divinización del poder y las deidades de los acontecimientos desconocidos a través de los Totens.
El Origen del Continuismo.
Desde los primeros vestigios de organización social y desde mucho antes de consolidarse el proceso bautizado como la primera revolución urbana; ya los caudillos habían pasado a convertirse en verdaderos monarcas y faraones. En ese sentido, como la religión se convirtió en parte esencial de la vida de los antiguos hombres libres, esas mismas ideas asociadas a los dioses se configuraron bajo la premisa de la concreción de las recompensas o castigos de los mismos; reflejadas en las actividades de los animales, de las plantas o en el comportamiento de los nuevos monarcas. De esta forma, el propio gobernante y su derecho a dirigir a todo el mundo; era una recompensa de los dioses para esos pueblos.
En virtud de ello, las tropelías, las atrocidades, las cosas virtuosas y el propio deseo de perpetuidad en el poder; estaban justificado en la sola persona del rey. Toda vez, que los Pathesi como les llamaban los sumerios o los Ishakku llamado por los semitas no eran solo hombres comunes y corrientes; sino que eran los “Locatarios de Dios en la tierra”. Sin embargo, el poder desde la antigüedad clásica es tan abyecto, oprobioso y dañino en una fértil e inescrupulosa cabeza ambiciosa, que ya en el antiguo imperio egipcio los gobernantes dejaron de ser locatarios; para convertirse en los Osiris. Es decir, en los propios dioses hecho hombres en la tierra. Como fueron los casos de Narmer, Amenemhet I, Tutmosis III, Amenofis II, Amehotep III, Tutankamón y Ramsés I y II etc.
Los Sastres del Poder.
Bien pudiera creerse que por los retretes retóricos con los que hay que edulcorar a los pueblos, cuando se toma la funesta decisión de tirar la dignidad por un séptico para convertirse en un sastre del poder; que esas características serían propias de un plebeyo. Empero, irónicamente desde las “Sabidurías de Ptahhotep e Ipuver” y los antiguos sacerdotes, los sastres del poder han sido, son y serán los más grandes eruditos, filósofos e intelectuales. Verbigracia, Heráclito, Pitágoras, Sócrates, Platón, Aristóteles, Homero, Marco Antonio, Maquiavelo, Nikita Kruschev, Goebbels, Peña Batle, Balaguer y Steve Bannon etc. Y recientemente muchos otros que no llegan ni a sastres; sobre todo en República Dominicana.
Desde esa perspectiva, hoy que cambiamos los totens por la oclocracia y que los discursos platónicos del gobernante no existen. Ha resucitado la construcción sistemática y prefabricada de la teoría Hamiltoniana de los méritos y las virtudes de los presidentes de 1792; que en esencia no es otra cosa que los espíritus del Cesarismo. Sin embargo, las moscas que rodean el poder y que se ufanan con el culto a la personalidad con una vehemente pasión megalómana; desde siempre han germinado de las necesidades bien definidas de los gobernantes. Quienes se sobredimensionan a sí mismos amparados bajo los supuestos gritos de adoración y adulación, de una mayoría que ignora por completo el significado de “voto consciente.”
La Patología del Reeleccionismo.
Esas hiperbólicas teorías propias de las apetencias desmedidas del “Prototipo Hobbesiano”; también fueron heredadas en América. El propio EE.UU. supuesta cuna de la democracia eligió a F. Roosevelt como presidente en 4 ocasiones. Theodore se presentó en 3 y Grant quiso presentarse en 3 ocasiones también. Latinoamérica que fue gobernada desde su independencia en gran medida por caudillos y no por los pensadores libertarios; adsorbió desde su génesis dictatorial este bacilo que es la fuente primigenia de su orfandad institucional. Cuyos casos más emblemáticos son: Porfirio Díaz en México, Oscar Arias en Costa Rica, Fujimori en Perú, Chávez en Venezuela, Zelaya en Honduras, Ortega en Nicaragua, Uribe en Colombia, Evo Morales en Bolivia y Balaguer en República Dominicana etc.
Asimismo, República Dominicana que tiene un imán para atraer todo lo malo, desde el mismo 1844 a pesar de que prohibió la relección en el Art. 98; al mismo tiempo reelegía a Santana por el Art. 206. Desde entonces, en 174 años de independencia 3 hombres han liderado y gravitado en la política en cada uno de los 3 siglos que hemos visto. En ese sentido, hoy que se cierne la idea en muchos “lumpemburgueses” de seguir usando la Constitución como un papel de baño, solo nos queda decir que, desde el Rey Juan sin Tierra hasta la fecha las constituciones no se concibieron para habilitar mesianismos del poder; sino para limitar el absolutismo, ya que algunos creen que cuando nacieron fueron inscritos en el Ministerio de Hacienda y no en el Registro Civil.