El sistema financiero nacional 1996 2004

El sistema financiero nacional 1996 2004

La banca comercial, que se había aletargado producto de las quiebras de bancos y financieras que se sucedieron al final de la década de los 80 y principios de los 90, logró, a partir del 1996, adquirir un dinamismo sin precedentes, condición que fortaleció el sistema y devolvió la confianza. El sector bancario llena sus arcas de dinero y sus tasas activas y pasivas se dan a la baja, llegando a colocarse a niveles de hasta un 16%, propiciando así capitales a bajo costo, generando riqueza colectiva y alto nivel de empleo, a tal punto que en el año 2000, la tasa desempleo era del 13.7% ( hoy ronda el 20%).

La liquidez reflejada por el sector permitió (facilitó) el surgimiento de nuevas fuentes de colocación de recursos e incentivaron al público a tomar préstamos para la compra de vehículos, enseres del hogar, electrodomésticos, equipos de computadora y hasta equipos pesados, para el campo y la construcción. Estos préstamos se obtenían a largo plazo, que podían llegar hasta cinco años, a una tasa de un 16% a un 20%.

Es bueno señalar que este tipo de financiamiento lo realizaban, generalmente, empresas de Préstamo de Menor Cuantía y bajo leyes específicas, como lo es el Contrato de Venta Condicional y además cuentan con un personal «especial», para el cobro de los préstamos, los cuales casi siempre eran realizables en su lugar de trabajo o residencia. Es decir, les caían atrás.

La banca comercial, si bien es cierto que disponía de mucho capital, no es menos cierto que no estaba preparada para darle una apertura masiva a lo que técnicamente se definiría como banca personal. La banca hasta ese momento había sido de un uso mayoritario por el sector comercio y de un uso exclusivo de las cuentas personales.

La dinámica de la economía, la disponibilidad de recursos en las manos de los dominicanos y dominicanas, así como la competencia, lograron que se abrieran las gateras y que todo el mundo corriera en busca de financiamiento para obtener bienes y servicios que mejoraron la calidad y el estilo de vida. Llegó el progreso, el bienestar, comenzamos a estar mejor.

Los controles externos e internos no eran suficientes para cubrir la demanda que iba en búsqueda de las jugosas ofertas que hacia el sistema bancario. «Tenemos cuartos y hay que prestarlos» era la frase más escuchada por la gerencia de mercadeo a los gerentes y responsables de las sucursales de los bancos.

Las consecuencias negativas de ilimitada oferta sin que las instituciones bancarias dispusieran de mecanismos eficientes para su manejo no se dejó esperar y ya para finales del año 2000, comenzaron a registrarse innumerables incautaciones. Los parqueos de los bancos y las financieras más fuertes se llenaban de vehículos incautados, almacenes alquilados para guardar los muebles, enseres y equipos que quitaban producto de la falta de pago, por parte de los acreedores.

Se inició el caos, los banqueros no tenían la experiencia para el manejo de esta situación y eso daba como resultado un almacenamiento improductivo que los llevaría a crear grandes reservas para cubrir esos créditos malos.

Esta crítica situación hacía necesaria la creación de una unidad independiente y con control estatal, que pudiera darle soporte a las diferentes instituciones y que a su vez pudiera ser ayudada con las grandes reservas que se estarían haciendo. De ahí surge la creación del BANCO DE BIENES INCAUTADOS (BBI), cuya función principal sería la absorción y canalización de todos los bienes en poder de la banca nacional y esta idea ha sido genialmente expuesta por el doctor Leonel Fernández, en su exposición ante la Cámara Americana de Comercio.

Las funciones del BBI serían, entre otras: Centralizar todas las operaciones de ventas de los bienes incautados por las instituciones de crédito, vender, las propiedades recibidas, dándole prioridad a los clientes de las instituciones y promover, a nivel nacional, las diferentes propiedades con que cuenta el BBI.

Para su manejo dependerá de las comisiones por venta de los activos, de acuerdo al mercado y aportes del Estado y de las instituciones financieras.

Cuando concebíamos esa estructura no se vislumbraba una crisis de la dimensión que se ha generado en el país, no obstante, entendemos que hoy más que nunca se hace necesaria la implementación de una institución salvadora de los bienes de las diferentes instituciones.

En el caso específico de los bancos que colapsaron en el pasado año, nos adherimos al planteamiento del doctor Fernández, de que una institución como ésta, sea la que se haga cargo del total de bienes inmuebles, la cartera de préstamos y de cualquier otro bien de fácil convertibilidad a líquido. En cambio, por estos activos recibidos, el BBI recibirá un monto igual o menor en Certificados Financieros con plazos y tasas establecidas y negociadas con el propietario.

Los bienes convertibles se les ofrecerán, en primera instancia, a los propietarios de certificados y luego al público en general.

En la medida en que se produzca liquidez, en esa misma medida se llama a cancelación de certificados, tomando como base de menor a mayor cantidad.

El Banco Central facilitará los fondos, a título de préstamo, para el pago de los intereses, hasta tanto el BBI se encuentre en capacidad de hacer los pagos directamente a los clientes y devolver al Banco Central los intereses antes prestados.

Por ultimo, cabe señalar que para nosotros fue de mucha satisfacción, escuchar las palabras del candidato del PLD quien estaría de acuerdo con una propuesta similar a esta.

En ese sentido, quedamos a su disposición si en algo considera podemos ayudar a formar la estructura final de lo que sería la entidad salvadora de todos los bienes incautados.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas