El “smoking” es un traje de etiqueta masculino. La chancleta es un pedazo de goma, casi siempre de camión, colocado en la planta, atado con soga de cabuya alrededor del dedo gordo  y el dorso de los pies. Los dominicanos estamos acostumbrándonos a los grandes contrastes y gradualmente perdemos la capacidad de asombro.

Tenemos hospitales deslumbrantes como el Metropolitano de Santiago (HOMS), la Plaza de la Salud con unidades como Cedimat, el Cemadoja del Hospital Aybar y otros donde trasplantes y otros procedimientos sofisticados ya son rutina (smoking) mientras hospitales públicos colocan dos y tres pacientes en una misma cama y  mueren  personas necesitando procedimientos y medicamentos que  cuestan centavos (chancleta).Gastamos cientos de millones en informática, salas de videoconferencias, súper-computadoras y centros de Internet (smoking), mientras la economía y el desarrollo están paralizados por un cáncer llamado “apagones” (chancleta).

Tenemos complejos comerciales, residenciales y modernas torres que impresionan al visitante (smoking), mientras el narcotráfico y el crimen organizado carcomen la sociedad y mafiosos lavan dinero con algunas de esas  edificaciones (chancleta).

Tenemos un Metro modelo para América y el mundo (smoking) cuyo recorrido principal es por un monumento a la pobreza extrema, la marginalidad y al abandono gubernamental llamado Villa Mella (chancleta) y finalmente, tenemos un Presidente de la República icono internacionalista, mediador excelente, cuasi maestro de economía  política en organismos multilaterales (smoking) que aparenta un deprimente discapacitado cuando se trata de resolver graves crisis en nuestro país (chancleta).Vestidos como pordioseros de etiqueta, no sabemos qué da más vergüenza, si el smoking o la chancleta y parece mentira que, a 518 años del descubrimiento, todavía no sabemos cómo vestirnos.