El soah palestino

El soah palestino

UBI RIVAS
Todos los primeros ministros del Estado de Israel fundado en 1948, simple y trágicamente han calcado los métodos infrahumanos que aprendieron los judíos sobrevivientes del soah de la II Guerra Mundial para aplicarlos en función de excecrable vendetta a los palestinos.

Ha sido una verdad bien conocida sin excluir el espanto y la censura por la aldea planetaria, que a ratos nos refieren las crónicas de las atencias noticiosas de la barbarie implementada por los gobiernos israelíes contra los palestinos en la Franja de Gaza y Cisjordania, territorios de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), crisálida del inexorable Estado Palestino, y que el Estado de Israel usurpa, no obstante la condena de las Naciones Unidas y la comunidad internacional.

El último de esos testimonios detestables nos lo entregó el diario El Caribe, en su entrega del 30 de abril último, en la firma de Javier Valdivia, a la que añade una mini-entrevista al embajador israelí en nuestro país, Yoar Bar-On.

Entre las penurias que sufren los palestinos de la ANP refiere como camiones cargados de peces por los pescadores palestinos son retenidos por tres días en los retenes israelíes de Tzahal (Ejército), con el deliberado y perverso propósito de que se pudran, y así entonces, no obstante, el primer ministro israelí Ariel Sharón exige cordura y desarme de los palestinos todos.

Al-Mauasi, pequeña población de la Franja de Gaza, atrapada entre la costa del Mediterráneo y los asentamientos israelíes ilegales, provocadores, saboteadores del proceso de paz, es una referencia viva del soah que padecen los palestinos, abusados por la sevicia de un sionismo pésimamente mal concebido y lamentablemente aplicado.

No son inventivas de extremistas palestinos lo que ocurre en Al-Mauasi, sino que proceden de Soren Matz, al servicio de la ONU en Gaza, refiriéndose a los impedimentos israelíes para bloquear al ingreso de alimentos a los palestinos, con el deliberado propósito de que se mueran de hambre, se larguen del territorio que les pertenece o, en última instancia, arracimar el caldo de cultivo para la explosión de la ira y consecuencialmente, los actos defensivos de sobrevivencia que los israelíes denominan “terrorismo”.

Pero de esa manera cualquiera se torna “terrorista”, defendiendo lo suyo ante la provocación constante y prepotente del instuso invasor. Ante el impedimento mínimo para sobrevivir. ¿O existe por ventura otra opción?

Yoar Bar-On ha sido el embajador más obtuso que ha enviado el Estado de Israel a nuestro país, a quien siempre le hemos demostrado solidaridad y extendido la mano a la viabilidad y permanencia eterna del Estado de Israel, desde que el generalísimo Rafael Leonidas Trujillo, conforme a los Tratados de Evian, Suiza, consintió el ingreso de 400 familias judías a Sosúa, Puerto Plata, en pleno fragor de la II Guerra Mundial, y desde esa fecha, 1940, ningún judío ha sido molestado nunca en nuestro país, sino todo lo contrario, le hemos extendido la solidaridad a manos llenas, siempre.

Bar-On justifica el infamante muro que hurta una apreciable cantidad de tierras a la ANP, creada por los acuerdos de Oslo 1993 entre el rais Yasser Arafat y el magnificado premier Isaac Rabin por Yigal Amir, con el consentimiento expreso del Mosaad y el Shin Bet, crimen no ventilado ni mucho menos condenado.

Será al fin la correlación de fuerzas internacionales favorable a Estados Unidos, de quien el Estado judío es un pupilo favorecido siempre, que determine la paz definitiva en Oriente próximo con la fundación del Estado Palestino; la cooperación estrecha mutua entre palestinos y judíos, en una nueva era como la obra de Jan Valtin, La Noche quedó atrás.

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