El sortilegio de la música: Segundo concierto de la Temporada 2022

El sortilegio de la música: Segundo concierto de la Temporada 2022

Desde los jardines del Teatro Nacional Eduardo Brito, como en un eco sonoro, escuchamos una música hermosa, al penetrar en el amplio vestíbulo, descubrimos que la música provenía de una orquesta colocada allí, que nos daba la bienvenida. Recordamos entonces que unos años atrás, esto había sido una costumbre durante la Temporada Sinfónica.

El público al llegar se colocaba alrededor de la Orquesta Dominicana de Vientos, dirigida por el eficiente profesor y director Andrés Vidal.

El ambiente era maravilloso, la orquesta nos transportaba a la España multicolor con sus “pasadobles”, en sintonía con el segundo concierto de la Temporada Sinfónica 2022, y luego la música de nuestra tierra y sus contagiosos merengues, llenaban el ambiente de júbilo, un hermoso prólogo, para lo que sería una exquisita noche musical.

El público lentamente se desplaza a la sala Carlos Piantini, colma la platea, y luego da la bienvenida a la orquesta y al director invitado, el español Enrique Parreño, excelente escogencia para dirigir este segundo concierto de la Sinfónica en su Temporada 2022, dedicada a la música española.

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Inicia el concierto

Las primeras notas del Preludio del Sainete lírico “La Revoltosa”, del compositor Ruperto Chapí, cautivan al público por su fuerza y brillantez, lo culto y lo popular van de la mano, se crea la magia. La orquesta responde a las pautas precisas del director. Magnífico inicio de esta fiesta musical.

El programa continúa, hace su entrada la pianista Zhenni Li. De nuestra noche estival, nos transportamos en alas de la maravillosa música de Manuel de Falla, a las “Noches en los Jardines de España”, subtitulada “Impresiones Sinfónicas para piano y orquesta”, obra impresionista que nos conecta en un vuelo misterioso, de fantasía, con la España multicolor.

El primer jardín “En el Generalife”, nos sitúa en el Palacio de la Alhambra, la música descriptiva de vibrante ritmo, recrea sus espléndidos jardines, la atmósfera sonora, el sonido del piano, es pura magia, invita a la ensoñación.

Tras una pausa, la “Danza lejana” evoca el dinámico taconeo de una danza gitana del Albaicin, el piano integrado al tejido sinfónico produce hermosos colores orquestales espléndidamente ejecutados por la pianista.

Luego “En los Jardines de la Sierra de Córdoba”, una sucesión de cuadros nos sumergen con sus ritmos en el folclore andaluz. Zhenni Li produce torrentes de sonido, hay pasión, poesía y virtuosismo en su ejecución, transmitidos además en un expresivo lenguaje corporal.

El director cohesionando la orquesta y el piano, logra la perfecta armonía capaz de producir la belleza de la obra musical. Los calurosos aplausos del público llevan a Zhenni Li a un “encore”, y por primera vez escuchamos una pieza del compositor chino Huang Tzu, su hermosa “Xinjiang Dance” logra conquistarnos.

Después del intermedio, el concierto cierra con “El sombrero de Tres Picos”, de Manuel de Falla, representante del nacionalismo musical. Considerada una de las obras más brillantes del compositor, fue compuesta para un ballet de Léonide Massine, pero su música transciende más allá de la danza.

En la primera “Suite” luego de la hermosa introducción, los aires evocan “La tarde”, y después nos deleitamos con la “Danza de la Molinera” un fandango de movimiento vivo, la obra continúa con “El Corregidor”, personaje del sombrero de tres picos, que fascina con sus burlescas aventuras; finaliza la primera “suite con “Las Uvas”, de dulce y sugestiva melodía.

En la segunda “Suite”, se celebra la “Fiesta de San Juan” con temas tradicionales, como la seguidilla de movimiento animado y ritmo ternario de la “Danza de los Vecinos”.

Luego una farruca, la “Danza del Molinero”, palo flamenco, que inicia con un emotivo solo de trompa. La “Danza Final” es una bellísima “Jota” con el sabor de España y todas sus regiones; el sonido de las castañuelas marca un ritmo que hace vibrar los cuerpos. La espléndida instrumentación, el atractivo colorido de la pieza convierten el final en una apoteosis musical, lograda por una orquesta cohesionada, bajo la experimentada dirección de Enrique Parreño.

El público se levantó de sus asientos y aplaudió largamente a nuestra Orquesta Sinfónica Nacional y al director invitado, por haber hecho posible una noche inolvidable.