En los últimos días, el índice bursátil S&P 500 ha retrocedido un 5%, un descenso influenciado por las tensiones geopolíticas entre Irán e Israel, y en otras partes de la región. Sin embargo, la liquidación de acciones como respuesta a este evento de cisne negro podría haber evitado una guerra regional en Medio Oriente que habría elevado los precios del crudo por encima de los US$150.
El ataque moderado de Israel en territorio iraní, que no causó tanto daño como se esperaba, probablemente reduzca la escalada del conflicto por el momento. Esta aparente disminución de la tensión podría generar un repunte en el S&P 500, reduciendo así las posibilidades de una corrección profunda como la ocurrida en octubre de 1987.
En cuanto al papel de la Reserva Federal y su política monetaria, las señales apuntan a que podríamos enfrentar una montaña rusa en los mercados durante el verano. Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, ha indicado que mantendrán su política monetaria restrictiva hasta que la inflación converja dentro del rango meta. Sin embargo, la inflación probablemente no cederá fácilmente mientras el mercado laboral siga tan robusto, lo que nos lleva a la conclusión de que, según la economía clásica, un aumento del desempleo es necesario para restablecer la estabilidad de precios. Por lo tanto, si se produce una recesión leve este año, es probable que provoque una caída de los mercados por la gravedad de la situación.
Por otro lado, si analizamos el comportamiento del S&P 500 desde un punto de vista financiero, podemos llegar a otra conclusión. Desde enero de 2023, el índice ha aumentado un 30%, y la mitad de estas ganancias se deben a la relación precio-beneficio (P/E), mientras que la otra mitad se debe a las ganancias por acción (EPS). El verano pasado, los rendimientos de los bonos aumentaron del 4% a aproximadamente el 5%, lo que provocó una caída del 10% en los múltiplos P/E.
Si tomamos en cuenta la experiencia del año pasado, donde cada punto de aumento en los rendimientos de los bonos a largo plazo provocó una contracción del 10% al 12% en los múltiplos P/E, sumado al crecimiento esperado de las ganancias por acción, podríamos prever que la corrección actual de los mercados ha sido más leve de lo esperado según las métricas financieras.
Desde principios de año, los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años han aumentado en 80 puntos básicos, y las acciones han caído un 5%. Por lo tanto, si los rendimientos de los bonos vuelven a alcanzar el 5% del año pasado, es posible que veamos una mayor corrección en los mercados.
En conclusión, creemos que el S&P 500 podría tener un año positivo a pesar de las tensiones geopolíticas y la política monetaria restrictiva de la Reserva Federal, siempre y cuando los fundamentos macroeconómicos y financieros de las empresas se mantengan sólidos. En caso de una recesión leve, esperamos una recuperación rápida de los mercados, especialmente teniendo en cuenta que este es un año electoral en los Estados Unidos. Por lo tanto, nuestra recomendación es mantener una posición a largo plazo y no desesperarse ante cualquier movimiento brusco o corrección del mercado.