El subway de Nueva York y el Metro de Villa Mella

El subway de Nueva York y el Metro de Villa Mella

ROBERTO VICTORIA B.
No hay obra de envergadura que no haya despertado resquemores en amplios sectores de la población, no importa de qué país se trate. Las mismas quejas y querellas que hoy suscita el Metro de Villa Mella se produjeron en la ciudad de Nueva York en los años anteriores al 1900, que fue el año en que comenzaron los trabajos de su subway.

Basta ir a los archivos de periódicos de la época, como el prestigioso The New York Times (fundado en 1851), para apreciar en sus archivos y editoriales su paralelismo con los mismos argumentos que se utilizan por la construcción del Metro que irá de Villa Mella a la Feria, con estaciones en puntos estratégicos, lo que ayudará a descongestionar el tráfico de la ciudad capital y por ende, a mejorar el medio ambiente.

Los trabajos de construcción del subway neoyorkino se iniciaron el 24 de marzo del 1900 y terminaron el 27 de octubre de 1904 con una extensión de 35 millas y a un costo de US$35,000,000. Pero estos datos fríos no cuentan ni la mitad de las penurias y angustias que sufrieron los visionarios que acometieron el proyecto.

Lo primero fue que unos quince años antes de que se diera el primer picazo se montó una campaña de desinformación tendiente a confundir a la opinión pública, descalificando a sus promotores como empresarios tan atrevidos que lindaban en la locura, tan descerebrados que eran como una manada de orates. A esta campaña se le sumaban las habituales quejas que hoy arropan el Metro nuestro: de la gran cantidad de alumnos de la escuela primaria que no podían recibir educación por falta de aulas, que los hospitales de la ciudad estaban carentes de medicinas, que los políticos se iban a llenar los bolsillos con la tajada de la corrupción, que los contratistas y los subcontratistas se iban a matar unos con otros; en fin, auguraban todo un rosario de desgracias públicas y privadas.

El aspecto político y empresarial al nivel institucional también se hizo sentir. El New York Times de fecha 23 de febrero de 1899 resalta en su primera página de la oposición formal de los demócratas al proyecto de construcción del subway ante la Legislatura Estatal en Albany. El 15 de abril de 1887, o sea 12 años antes, en un titular de primera página, el periódico de Times Square reseñaba de cómo 200 de los más influyentes empresarios con negocios en Broadway elevaron un recurso de oposición formal por ante esa Legislatura, calificando el proyecto de demencial y, de cómo iban a tener que cerrar sus negocios por los trabajos de construcción en la famosa vía. Un par de años después que el subway empezó a operar, el valor y ventas de sus propiedades se quintuplicaron.

El subway de Nueva York transportó en el año 2006 más de cuatro millones de personas todos los días durante 365 días que tiene el año. La multiplicación de esas cifras para determinar el monto anual de pasajeros alocaría cualquier calculadora. Yo, que adoro a la Gran Manzana, no me atrevo ni siquiera a imaginar que sería de ella sin el subway. Ciudad caos sería enana definición, pues si alguna vez se ha cerrado una ciudad por lo anárquico de su transporte, esa sería la capital del mundo, si careciera de su principal medio de circulación.

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