El sudor tiene solución

El sudor tiene solución

La sudoración es un fenómeno fisiológico mantiene  estable la temperatura corporal  y  consume el calor sobrante de nuestro cuerpo

La hiperhidrosis, o exceso de sudor, es  una molestia que puede provocar en algunas personas efectos traumáticos. Existen factores ambientales y psíquicos que excitan las glándulas sudoríparas. En nuestro cuerpo las zonas donde se manifiesta en mayor medida el sudor son: manos, axilas, rostro y cráneo. Para solucionarlo existen en el mercado muchos productos que van, desde compuestos naturales,  pasando por  productos químicos hasta, en último extremo, la cirugía.

La sudoración es un fenómeno fisiológico destinado a mantener estable la temperatura corporal y con su evaporación se consume el calor sobrante de nuestro cuerpo. Pero, a veces, el sudor puede ser excesivo y degenera en un grave problema: la hiperhidrosis.

Esta producción excesiva de sudor, un líquido compuesto por agua, sales minerales y toxinas, se convierte en una molestia muy fastidiosa, que provoca complejos y desequilibrios anímicos.

Las manos, axilas, el rostro y el cráneo son las partes del organismo más afectadas por esta patología, que despierta un fuerte rechazo social.

FACTORES AMBIENTALES Y PSIQUICOS

La hiperhidrosis puede ser generalizada o localizada. Las altas temperaturas provocan un aumento del sudor, aunque los verdaderos factores que excitan las glándulas sudoríparas son ambientales y psíquicos.

Existen muchas circunstancias que lo provocan, tales como la obesidad, una dieta exagerada, el embarazo, la menopausia, el consumo de tabaco y alcohol, hipertiroidismo, ansiedad, angustia y situaciones de estrés en el entorno familiar o laboral.

En realidad, la función del sudor es necesaria para el organismo, puesto que regula la temperatura corporal y elimina sustancias nocivas para la salud. Pero un descontrol de las glándulas puede dar lugar a un mecanismo de incremento anormal, con consecuencias para el sistema nervioso, aparato cardiovascular y endocrino.

La imagen de una persona que suda en exceso, con manchas en su ropa y mal olor, es algo muy mal visto. Únicamente se tolera bien el sudor de los deportistas o cuando se hace un gran esfuerzo físico. En este caso, es síntoma de una proeza y no de suciedad o falta de higiene. El sudor disminuye también con la edad, siendo menor en los ancianos.                               La hipersudoración puede abocar en un trastorno traumático para quien la padece, una traba que condiciona su vida social, laboral y afectiva. Su aparición en las axilas o las manos es un verdadero problema para gentes con una imagen pública o profesiones como pintores, dibujantes, etc. En ocasiones, a pesar de una buena higiene, el problema persiste, dado que es un mecanismo interno glandular. No obstante, la recomendación general es utilizar ropa de algodón, transpirable y no sintética, calcetines y zapatos porosos, evitar la ingesta masiva de picantes y alcohol, ducharse varias veces al día y aplicarse desodorantes adecuados, con alto poder antitranspirante.

Hoy día, existen en el mercado jabones y geles específicos con clorhexidina y aluminio, bastante eficaces para frenar el sudor. Es preciso tener sumo cuidado en su aplicación, dado que la piel de las axilas suele ser muy sensible y algunos de estos productos irritan la piel.

El ácido tánico, el glutaraldehido y la formalina son otros preparados químicos y farmacéuticos aconsejables, pero pueden provocar pigmentaciones o ezcemas dérmicas. Lo mejor es acudir a un especialista para aplicar el producto más adecuado y evitar el riesgo de lesiones en la capa de la piel.

Las conocidas inyecciones de botox se utilizan actualmente en algunos casos, aplicándose por vía subcutánea, pero su efecto es temporal y el sudor reaparece en unos meses.

Cuando se trata de casos muy graves, se puede recurrir, incluso, a  la cirugía de manos, axilas y región craneofacial.

La intervención se realiza por endoscopia y consiste en la sección de algunos nervios y ganglios de la cadena simpática torácica.

Su principal efecto secundario es la aparición de la transpiración en otras partes del cuerpo, puesto que el mecanismo glandular es difícil de regular totalmente.  En realidad, el sudor es una función orgánica necesaria, y solamente ha de tratarse con productos de farmacia o cirugía si se produce un exceso. En todo caso, la armonía psicológica, una dieta equilibrada y una higiene adecuada son imprescindibles para evitar esas muestras tan desagradables y de profundo rechazo social. Efe/ Reportajes

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