Tal y como conocemos, el sueño es una parte integral de la vida cotidiana y, por ende, una necesidad biológica que permite restablecer las funciones físicas y psicológicas esenciales para un pleno rendimiento.
Estuve leyendo que el sueño ha sido y sigue siendo uno de los enigmas de la investigación científica, puesto que hasta nuestros días, tenemos grandes dudas sobre él. Sin embargo, de ser considerado un fenómeno pasivo en el que parecía no ocurrir aparentemente nada, se ha pasado a considerar a partir de la aparición de técnicas de medición de la actividad eléctrica cerebral, un estado de conciencia dinámico en que podemos llegar a tener una actividad cerebral tan activa como en la vigilia y en el que ocurren grandes modificaciones del funcionamiento del organismo; cambios en la presión arterial, la frecuencia cardiaca y respiratoria, la temperatura corporal, la secreción hormonal, entre otros.
Razón por la cual, científicos en Estados Unidos descubrieron que dormir ayuda al cerebro a procesar las experiencias emocionales y a aliviar los recuerdos traumáticos.
Esto ocurre durante una fase conocida como “sueño de movimientos oculares rápidos” o REM, en la cual se presentan con mayor frecuencia los sueños o ensoñaciones.
Se debe a que, como la mayoría de las personas tiene que enfrentar eventos traumáticos en algún momento de su vida y, para algunos, estos eventos pueden producir un trastorno por estrés postraumático (TEPT), el cual puede provocar en la persona graves perturbaciones incluso mucho tiempo después de ocurrido el evento; hay evidencias importantes de que el 20% de nuestro sueño, que forma la fase REM, juega un papel significativo en el procesamiento de recuerdos recientes. Y los científicos creen que si se logra entender mejor este proceso se puede eventualmente ayudar a los pacientes con TEPT.
“Al procesar las experiencias emocionales previas en este ambiente neuroquímicamente seguro -de baja norepinefrina- durante el sueño REM, despertamos al día siguiente y la fuerza emocional de esas experiencias se ve suavizada”.
De hecho, por esta razón se ha llegado a considerar cuando una persona pasa por una situación extremadamente traumática, no tanto situaciones inducidas por la naturaleza como terremotos o huracanes, sino relacionadas con otros seres humanos como atracos, crímenes, asaltos, presenciar una explosión, vivir un ataque terrorista o estar en un avión en peligro, es posible que amerite una cura de sueño.
En psiquiatría se conoce como cura de sueño el procedimiento mediante el cual se induce al sueño por varios días a un paciente luego de una situación traumática para tratar de normalizar su sistema nervioso autónomo, ya que el mismo, en situación de alto estrés se activa a niveles incontrolables, pues es el que tiene que ver con el sistema de alarma del organismo. Razón por la cual, se reconoce que en un sistema sano todo se mantiene en orden, pero en esas difíciles situaciones, lo que presenciamos está fuera del alcance de nuestro control y por eso el sistema autónomo se sobrecarga y activa exageradamente con la sensación de impotencia.