El sueño

El sueño

Anoche tuve un sueño. Soñé que vivía en una bella isla compartida por dos conglomerados humanos con orígenes y culturas tan disímiles que era imposible conciliarse en una sola isla única e indivisible.
Con ingentes esfuerzos y luchas encarnizadas de los habitantes de mi parte de la isla, ahora con el nombre de República Dominicana, ésta llegó a convertirse en una indiscutible nación democrática. Meta anhelada por aquellos héroes de antaño.
Mi nación progresaba en educación para todos, en dignidad absoluta, en respeto al derecho ajeno y todos compartíamos el mismo sueño de felicidad y paz. Y así logramos ser considerados mundialmente como el tercer país más felizmente civilizado y respetuoso de las leyes emitidas por unos gobernantes ilusionados con poder beneficiar a toda la población, sin excepción. Así fue cómo muchos pobres avanzaban de tal manera que llegaban a escalar posiciones cimeras dentro de la sociedad tan acogedora del honor y la dignidad, en la que sólo esas cualidades valían. Éramos habitantes de una nación democrática de la postmodernidad.
Empero, antes prístino y transparente, el trasfondo de mi sueño fue tornándose en un enorme telón tan oscuro como una noche huérfana de luz. Iba oscureciéndose al unísono con el panorama cambiante del sistema imperante. De aquel brillante resplandor de felicidad disfrutado por el pueblo, el desaliento y la impotencia fueron haciendo presa de nuestras voluntades. Formas grotescas, vulgares, de falaces actitudes equivocadas sustituían el orgullo que sentíamos por nuestras buenas costumbres y el respeto a las leyes en el pasado. Ahora los habitantes éramos un conglomerado de bárbaros semi-primarios, liderados por gobernantes de la misma especie. De repente me ví envuelta en el vórtice de un torbellino causado por el nefasto modelo de los más indignos personajes hipócritas, corruptos apañados por jueces sobornados que indiferentes a los delitos, dictaban burlonamente un “No Ha Lugar”.
Desperté inquieta. Incorporándome, de inmediato propuse no dejarme vencer por esos abyectos propósitos y luchar con firmeza por la recuperación ética y la seguridad ciudadana devenida selvática en nuestro gran país.

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