El sueño trunco de un iletrado que aprendió escribir nombre

El sueño trunco de un iletrado que aprendió escribir nombre

Cuando el Gobierno del presidente Danilo Medina anunció la puesta en marcha del programa de alfabetización “Quisqueya aprende contigo”, Hilario Luciano Lugo, un “guachimán” iletrado vio abierta su oportunidad de aprender a leer y escribir.

A “pie juntillas” creyó que no obstante sus 52 años de edad y la agravante de nunca haber ido a una escuela, podía lograr ese sueño dormido en su ser, que le permitiría avanzar en la vida, porque para él, “educación es progreso”.

Y casi lo logró. Pero cuando apenas tenía cuatro meses asistiendo a clase luego de una larga jornada de trabajo diario que inicia a las 5:00 de la tarde y termina a las 7:00 de la mañana del día siguiente, los profesores dejaron de ir porque no se les pagaba, y su sueño de aprender, igual que el de otros compañeros suyos, quedó trunco.

“Yo me puse contento cuando aprendí a escribir mi nombre, pero ahora como no ‘jallo’ quien me ayude ya se me está olvidando, usted sabe”, dice Mera apesadumbrado. El suplente con necesidad. Veo a Mera cada mañana “amanecido”, siempre sentado en un rincón del amplísimo parqueo donde trabaja, con un libro o un cuaderno en sus manos, resistiéndose a dejar de aprender.

 

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