El suicidio, ¿un problema individual o social?

El suicidio, ¿un problema individual o social?

Tahira Vargas García

Hoy sábado 9 de septiembre es el Día mundial de la prevención del suicidio, un problema que afecta a muchas personas tanto adultas como jóvenes y adolescentes de distintas identidades de género binarias y no—binarias. .

El suicidio ha estado presente en todas las sociedades humanas en diferentes épocas. Muchos grupos humanos han visto en el suicidio una alternativa para salir de una situación en la que se sienten atrapados sin aparente salida llegando así a cruzar la frontera entre la vida y la muerte.

Históricamente el suicido ha gozado de tabúes y ocultamientos marcados en muchas sociedades por las creencias sobre la muerte. La aceptación o negación del suicidio se vincula así al sistema de control sobre la vida y la muerte que se establece o no desde las matrices religiosas con regulaciones que trascienden al ser humano y se atribuyen al control externo sobrenatural.

A pesar de prerrogativas sancionadoras y satanizantes del suicidio, sucede tanto en personas pertenecientes a las diferentes religiones como aquellas que no lo son.

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Se hace necesario un abordaje del suicidio como fenómeno social y psicosocial donde converjan distintas perspectivas que permitan identificar las causas del fenómeno en los distintos grupos tanto adolescentes como jóvenes y personas adultas de diferentes identidades de género.

Los patrones socioculturales de exclusión, maltrato, discriminación, violencia y bullying se convierten continuamente en factores de riesgo para distintos perfiles de personas hacia la depresión, aislamiento y en últimos casos en suicidios. Estos provocan aislamiento por la discriminación y exclusión hacia personas con orientaciones sexuales distintas (LGTBIQ), adolescentes embarazadas o en uniones tempranas, personas afrodescendientes, con algún tipo de discapacidad o aquellas personas que no responden a los estándares de belleza y consumo establecidos y comercializados como tal, entre otros….

Esta situación se agrava y se expande a través de las redes sociales desde donde continuamente suceden prácticas de violaciones a la privacidad y libertad de las personas sin respeto a su identidad ni a su derecho de ser distinta en todos los sentidos.

Se requiere de programas de prevención del suicidio con un abordaje transparente, abierto y horizontal desde sus distintas situaciones de riesgo y como fenómeno social, desde el sistema educativo y salud. Los servicios de salud mental deben ofrecerse en todos los centros de salud con énfasis en la prevención colectivo-social de situaciones de riesgo con: comunidades, grupos de pares, familias y centros educativos. Este abordaje preventivo supone integrar las redes desde la contracultura al bullying, discriminación y exclusión hacia el fomento del sentido de cooperatividad, solidaridad y acogida afectivo-social de quienes sean vulnerables al aislamiento y la exclusión.

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