El suplicio eléctrico

El suplicio eléctrico

El suplicio eléctrico, que arranca en los primeros años de la década de los 70ta. del siglo pasado cuando la administración del inolvidable Julio Sauri Gonzá1ez, himno a la probidad y que inspiró al Cieguito de Nagua en su oda a la incipiente crisis con su «fua», cierto que pasará factura electoral al presidente Leonel Fernández o en su defecto, al PLD.

El presidente Joaquín Balaguer con sus 22 años de control político absoluto, no decidió, como hizo con la represión, superar el suplicio eléctrico, mucho menos los tres gobiernos del PRD de Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco e Hipólito Mejía. ¿O pudieron?

Es en el PLD que en su origen se vendió como non plus ultra de la eficiencia y la honestidad cuando solicitaban limosnas en cajitas moradas debajo de los semáforos. ¿Se olvidó?, a quien no luce ni cuadra que en tres períodos del presidente Leonel no ha superado el suplicio eléctrico.

Se sabe por Perogrullo que el Sésamo Abrete de la solución al suplicio eléctrico estriba en inculcar e impulsar la cultura de pagar y eliminar la perversidad que a todos perjudica de la evasión, pero no se aplica en la práctica ni tampoco se identifican a los cientos de miles de usuarios que hurtan el servicio.

El representante del BID en el país, Manuel Labrado, reitera en ese sentido y no se asumen las providencias para nutrir, sin préstamos, la oferta energética de la CDEEE, barrer para adentro eliminando como lo viene haciendo Celso Marranzini, los huacales de la empresa, incluyendo dizque asesores carones, cuando la asesoría de la CDEEE la ofrecemos los comunicadores de gratis siempre.

Asignar cada año US$750 millones o RD$29,700 millones al maldito subsidio eléctrico es una barbaridad, un dispendio colosal, una demostración palmaria de ineficiencia política, disparate financiero, crimen al contribuyente, que debiera orientarse a vigorizar la oferta, reducir el costa de kilovatio y que paguemos todos.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas