Puerto Príncipe.- Miles de personas continúan viviendo en la calle en condiciones inhumanas y decenas de miles de edificios siguen en escombros en el sur de Haití, cuando este martes se cumple un mes del devastador terremoto del 14 de agosto.
Al menos 2.248 personas murieron, 329 siguen dadas como desaparecidas y otras 690.000 resultaron damnificadas por el sismo, que causó daños en una extensa región a lo largo de toda la península sur del país, donde este martes se han celebrado misas y ofrendas florales en memoria de las víctimas.
Más de 26.000 personas siguen resignadas a vivir en la calle, o en campamentos improvisados, como uno que reúne centenares de tiendas de lona alrededor del césped del estadio de fútbol Land des Gabions, en la ciudad de Les Cayes, la que sufrió más daños por el sismo, según comprobó hoy en el terreno un fotógrafo de Efe.
Otros muchos haitianos han decidido volver a sus hogares agrietados y a tratar de repararlos por su cuenta, sin que las autoridades hayan hecho una evaluación de si son habitables.
Víctimas. El primer ministro de Haití, Ariel Henry, afirmó este martes que “ha llegado el momento de la recuperación y la reconstrucción” y prometió que “nada ni nadie” le distraerá de su voluntad de atender a los necesitados.
Sin embargo, en el último par de semanas Henry ha aparecido estar enfrascado en todo momento en los despachos de Puerto Príncipe, donde se han desarrollado las negociaciones encaminadas a solucionar la grave crisis política que se mantiene al rojo desde el asesinato del presidente Jovenel Moise, perpetrado el pasado 7 de julio.
Mientras, los habitantes de las zonas más remotas de las montañas del suroeste de Haití se quejan de no haber recibido ninguna ayuda por parte del Estado.
“Un mes después, la población está sola. Intentan afrontar los problemas a su manera. Se trata de una población que ya vivía en condiciones difíciles.
El terremoto no hace más que complicar su situación”, dijo a Efe Andrinette Cadet, representante de ENPAK, ONG que trabaja en el ámbito de la protección de la infancia en el sur de Haití.
Reapertura . De forma paralela, el Ministerio de Educación de Haití ha anunciado la reapertura de las clases en las zonas afectadas por el terremoto del 4 de octubre, dos semanas más tarde que el resto del país.
La realidad es que la gran mayoría de las escuelas aún no están preparadas, por los incontables daños sufridos en el terremoto de magnitud 7,2.
El 16 % de los centros educativos de los departamentos más afectados, un total de 171 escuelas, resultaron completamente destruidas en el sismo y otros 566 centros educativos sufrieron daños, según datos oficiales.
“Necesitamos al menos un mes para limpiar las escuelas. Tardaríamos meses en despejar todo el sur”, declaró a periodistas la ingeniera Odeline Françoise Théresa Alténor, funcionaria del Ministerio de Obras Públicas.
En este escenario, la ONG Save the Children dijo este martes que es “improbable” que se consiga reabrir las escuelas de forma segura para el 4 de octubre.
Una situación que viene a empeorar las perspectivas educativas de Haití, país que tiene uno de los quince sistemas educativos más vulnerables del mundo, según la ONG, y donde antes del terremoto medio millón de niños ya estaban en riesgo de abandonar la escuela.
Necesidades. El terremoto ha exacerbado las necesidades de la población en la zona afectada y, en especial, ha agravado la inseguridad alimentaria.
Unas 980.000 personas en la región sur están experimentando altos niveles de inseguridad alimentaria, incluyendo 320.000 que se encuentran en el estadio de emergencia humanitaria, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO).
Las carencias en la distribución de agua potable, además de los daños en las infraestructuras sanitarias, han puesto en alerta a las autoridades por el peligro del resurgimiento potencial de enfermedades transmitidas por el agua.
En este mes, Haití ha recibido ayudas directas por parte de una veintena de países, así como de los organismos multilaterales.
No obstante, la ONU ha hecho un llamamiento urgente para recaudar 187 millones de dólares para brindar asistencia a las personas más vulnerables hasta febrero de 2022.