El Suroeste amenazado

El Suroeste amenazado

La región Suroeste, una de las más deprimidas del país, es sin embargo la más olvidada por todos los gobiernos que hemos tenido y la más amenazada por la Naturaleza. Sus reclamos, que datan desde los tiempos de la Independencia a partir de 1844, pocas veces son tomados en cuenta, a pesar de que se trata de una región rica en recursos naturales y turísticos.

Su situación calamitosa se ha agravado en los últimos cinco años, cuando parte de sus tierras en las provincias Bahoruco e Independencia comenzaron a ser inundadas por las crecidas del lago Enriquillo, por causas desconocidas técnicamente. Esa trágica situación mantiene en zozobra permanente a los moradores de esas zonas, incluidos los pequeños agricultores y ganaderos que observan atónitos cómo se esfuma su trabajo de años.

Los predios agrícolas han desaparecido; ahora hay menos fuentes de ingreso para subsistir. Los fenómenos meteorológicos del pasado, como ahora, constituyen otra tragedia para los habitantes del llamado Sur  Profundo. Las aguas del río Yaque del Sur, aunque están controladas parcialmente en la zona alta de la cuenca, con las presas de Sabaneta y Sabana Yegua, inundan numerosas poblaciones  cada vez que una tormenta o un ciclón afectan el país.

Las gentes pobres de esas zonas están indefensas, porque no hay suficientes refugios  en los cuales puedan protegerse adecuadamente.

Las tormentas y los ciclones destruyen todo a su paso: casas, predios agrícolas y ganaderos, etc. Esos estragos de la Naturaleza, como posiblemente ahora con la tormenta Emily,  continuarán cíclicamente, razón por la cual crece la necesidad que tienen los habitantes de esa y otras regiones del Suroeste de que el gobierno y el sector privado les ayuden. En el caso del desbordamiento del río Yaque del Sur  y del lago Enriquillo, en la actualidad  es poco lo que se puede hacer.

Nadie puede luchar contra la Naturaleza. Entonces, lo que procede es ir en ayuda efectiva de la región Suroeste, comenzando por el traslado de los habitantes amenazados por las inundaciones y proporcionándoles tierras y asistencia técnica y económica  a los pequeños agricultores y ganaderos.

Hay que reconocer que se están tomando algunas medidas para revertir esa situación, como por ejemplo el inicio de los trabajos de construcción de la Presa de Monte Grande, que controlará las grandes avenidas del río Yaque del Sur. Sin embargo, es necesario un mayor esfuerzo, porque la angustia de los sureños no puede prolongarse más.

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