“La Venganza del Talibán” o “Talibán 2”, podría ser el título de la “serie” que el mundo disfruta sobre el caos que dejan las tropas de Estados Unidos en su retiro de Afganistán. Igual suerte corrieron los soldados de la entonces URSS en 1989. Ahora, historiadores desempolvan imágenes de la retirada de las fuerzas de EU de Saigón, Vietnam del Sur, en abril de 1975, y ven el mismo “Apocalipsis”.
EEUU ocupó Afganistán tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 e inició una cacería de milicianos islamistas, sobre todo de bin Laden. Tras 20 años bajo fuego de EU y otros aliados, se esperaba que de estos “señores de la guerra” no quedara nada, pero no, ahí están como la “mala hierba”.
El término Talibán o talibanes se define como “estudiantes del Corán”. La milicia, integrada en su mayoría por jóvenes pastunes, se fundó en 1994 en Kandahar protegida por Pakistán y bajo la tutela del mulá Omar Mohamed. Se han dado a conocer por enarbolar una versión muy estricta de la “sharia” o ley islámica.
Y controlan a sus seguidores desde la intimidad hasta en las oraciones. Bajo su régimen las mujeres no estudian, se cubren desde la cabeza a los pies, no salen solas, solo trabajan en sus hogares y no usan cosméticos.
Son comunes los latigazos, las lapidaciones, ablaciones y mutilaciones. Alguien decía que solo las toneladas de explosivos que las potencias han arrojado sobre Afganistán podrían dar origen a un engendro como el Talibán. Que siempre llevan en un bolsillo un Corán y en sus manos un fusil Ak-47.