El tallado de Cayuco: arte y oficio

El tallado de Cayuco: arte y oficio

Genaro Reyes, conocido como Cayuco, por razones que más adelante explicaré, expone en la Alianza  Francesa  de  Santo  Domingo durante el mes de noviembre, sus  trabajos de  tallado en madera que logran en su conjunto  representar la personalidad  artística de un creador plástico cuyas  ocurrencias  con  la materia  y la forma son  el resultado de  su  talento  forjado  por  el  aprendizaje del oficio,  pero también, por una sensibilidad abierta al  entorno  y  a las enseñanzas  espontáneas de la vida.

En cada  una de sus  obras  presentadas en la exposición, existe una mezcla de  ingenuidad  “naive”,  y una gran  libertad de ejecución  a la altura  de los grandes artistas. En el fondo de lo que se trata  es de una  gran  sinceridad  en el proceso creativo que observamos desde hace más de 12 años cuando conocimos su importante obra.

Las figuras  humanas  que navegan en  yolas tienen en sus rostros la expresión de los  santos  de la  Edad Media, esculpidos tanto en  piedra  como en  madera por  talentos  anónimos. Cayuco ha  logrado en sus  rostros  la expresión  de eternidad, de la piedad  y la compasión  que   acompaña  el dolor  y el sufrimiento de los olvidados  y de los  excluidos.

Todos  parecen sacados del Evangelio y llevados  a la tragedia  del destino  humano.

Es de tomar en cuenta que  a este artista nacido en Miches, le duele  la crueldad del que deja la tierra para enfrentarse  y  padecer las  amenazas del mar muy Caribe, antes de llegar “a la otra  orilla”.

Estamos  frente  a una realidad  secular  y  sempiterna del destino humano, que  lleva  grupos enteros de  hombres  y  mujeres  a enfrentarse a la muerte como  apuesta  por  la  vida, trágica condición  del ser  humano que  emigra en la  clandestinidad  y la inseguridad.

La excelencia, lo que es importante resaltar de  Cayuco, es la maestría del tallado en madera blanda o dura, cuando  surca  la madera de Palma  o la  Ceiba; es cuando su tallado es  más virgen puro,  y sin lisado. Es una talla, unos cortes aprendidos en el taller de ebanista  que  aprendió y conoce la hostilidad de la madera.

Su  sensibilidad  social  y afectiva la ejerce  en  maderas  blandas como  si la ternura y la emoción se  conjugaran  cuando  de seres  humanos se trata.

Los  grupos  humanos, apretados  en las   yolas, transmiten ese  sentimiento  profundo y dramático de la solidaridad y de la humanidad frente  a la tragedia;  las  miradas son  esbozos  de compasión  e imploración  y cada uno de los rostros evoca  el peligro , el miedo y la esperanza.

La  figura de  San Antonio transmite  una gran fuerza  dentro de la soledad. La figuración del santo de pie confirma  la  fuerza del ser  humano en su  búsqueda  de  salvación.

En estos tallados de  yolas  por  primera vez  Cayuco  aplica el color  con una  fuerza  natural  de la  realidad  social de su  pueblo de Miches, indiscutiblemente, escenario e inspiración de toda  su obra  artística  reciente  desde  que  Cayuco dejó la Capital  – a la que había llegado y donde no paso mucho tiempo- , para  reencontrarse  nuevamente con su medio ambiente social,  cultural,  y humano.

Desde entonces,  toda la obra  encontró  el color, las  yolas  se  lucen  como las maderas  pintadas  cuyos  coloridos  recuerdan  la policromía  de las casitas de madera  de las  zonas  rurales de los  cerros.

Cayuco  en esta  exhibición  ha  logrado transmitir lo más  profundo de su  espacio  geográfico, la penetración  física  y metafórica  de la relación  tierra-mar,  mar-tierra  de la región de Miches.

Lo logra  visualmente  con la  similitud de  formas  esculpidas  en la representación  de la  fruta del cacao, pues, en estas piezas, el artista  logra   vaciar la  madera  en  corte  entero, como se vacía o saca  la  fruta  para  sacar  las semillas… pero esto también es un  procedimiento  técnico ancestral  que  viene desde las poblaciones  precolombinas que vaciaban  troncos enteros  de ceibas  y palmas para construir  las  canoas… como también,  lo hacen y lo  siguen haciendo  diversas  comunidades  étnicas de  África  Central y Occidental  en la construcción de sus embarcaciones.

La relación  de la  forma de una  fruta de  cacao  y de una  yola es un guiño  comparativo  de una cultura  regional y rural   que  sobrevive o perece de su realidad ocupacional. La  yola  o el cayuco ofrece sobrevivencia  a través de la pesca  costera organizada, aunque la misma  embarcación  puede llevar a la muerte. Estamos frente a una dualidad de valores contrarios y  contradictorios  que señalan con evidencia, la conciencia  social y humana del artista.

Más allá del ejercicio  del oficio, Cayuco tiene  su  propia factura  artística, y lo podemos  admirar en sus  piezas  de grandes tamaños,  y  sobre todo,  en su destreza  con las maderas duras como  la caoba  y  el guayacán.

Nos impresionó mucho un sillón  esculpido y tallado en guayacán  que  los franceses llaman madera de hierro en el  lenguaje  popular,  por referirse  a su consistencia compacta. En esta  pieza  digna  de una  presencia  museográfica, el  artista aplicó toda  su habilidad  en el corte, tallado y  el pulido, sacándole  a la materia sus  virtudes  ancestrales  y  primitivas de madera sempiterna, símbolo  universal de la civilización taína. Una pieza  que merece ser  el centro de la exposición por su imponente pureza  y transmisión espiritual. Estamos ante la dimensión contemporánea de  Cayuco, lograda a través de sus  ocurrencias  imaginarias  y de la  maestría de su  oficio, piezas  de una gran composición escultórica, pues este  sillón  es una  pieza  contemporánea ofrecida al uso de la cotidianidad.

“Nosotros somos una área muy sensible dentro de la insularidad, somos un puerto de carpinteros y navegantes. Nos nutrimos del naufragio porque somos náufragos también. Mi familia se ha ido en yola, yo decidí quedarme para construir otras yolas y otros viajes. Los artesanos de Miches se han embarcado en el viaje de la cultura”.

Con esa reflexión concluyó una entrevista este artista cuyo apodo está vinculado con su compromiso y realidad.

En síntesis

Los cayucos y las pateras

Son famosos en España debidos a su difusión por los medios de comunicación, reciben tal nombre las diversas embarcaciones (una de estas embarcaciones es ocupada o sobrecargada por entre 20 y 45 personas) empleadas por los inmigrantes ilegales africanos para intentar llegar a Europa a través de Canarias y Cabo Verde desde Marruecos, Sahara, Mauritania y Senegal. Al ser demasiado frágiles o pequeñas para mar abierto, perecen con frecuencia sus ocupantes.

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