El té: una taza, muchas virtudes

El té: una taza, muchas virtudes

Un elixir de inmortalidad, una bebida que quita la sed, disuelve el sueño y anima el corazón, una de las siete necesidades básicas de la vida diaria. Así definían el té hace miles de años los chinos, para quienes esta infusión es un alimento natural y saludable, cuyo consumo habitual favorece el cuerpo y la mente.

Según los orientales, que cuenta con una medicina de plantas medicinales milenaria, el té nos protege de los males que más nos amenazan y aporta múltiples beneficios al organismo.

Las últimas investigaciones les dan la razón. Además de sus efectos estimulantes del sistema cardiovascular, de la vasodilatación coronaria, la diuresis y la función pulmonar, debida a la acción de componentes como la teofilina o la teína, se acumulan evidencias del efecto protector de la infusión contra infinidad de trastornos, debido a su riqueza en flavonoides, fenoles, catequinas, taninos y otras sustancias protectoras.

Aunque las principales virtudes preventivas se atribuyen principalmente al té verde, los estudios indican que todos los tipos de camellia sinensis, benefician la salud en distintos grados, de diversas maneras. Hay infinidad de variedades, sabores y formas de disfrutar el té y todas son saludables.

[b]Salud sorbo a sorbo[/b]

El té verde ayuda a adelgazar, sobre todo sus variedades Chongqing Tuo Tea (en chino, “té devorador de grasa”) y Bao Jian Tuo Tea. Diurético, como todos los tés, el verde es muy rico en teofilina, una molécula con propiedades similares a las de la cafeína, como favorecer la eliminación de grasas. Algunos estudios muestran que el consumo regular de té verde también reduce el colesterol de la sangre.

Del tiempo que se deja el té en infusión, depende el efecto que se consigue, porque esta bebida puede excitar o sedar: durante los primeros minutos, el agua caliente extrae las sustancias aromáticas y la teína (o cafeína del té) y se obtiene un líquido estimulante; pasado ese lapso se liberan los taninos, que se combinan con la teína y neutralizan su efecto excitante, aunque dándole un sabor más amargo a la infusión.

Los taninos no sólo confieren al té su sabor astringente y amargo, sino también sus cualidades antivíricas y antibacterianas. Se ha descubierto que el tanino controla el virus de la gripe, en la India se ha comprobado que tanto el té como su tanino inhiben el virus del herpes simple y en Rusia se prescribe té verde para tratar infecciones, como la disentería y la hepatitis vírica crónica.

Además, debido a sus taninos y su alto contenido de fluoruros, el té es un poderoso antagonista de las caries. Durante siglos los japoneses han aconsejado a sus hijos que beban té verde después de comer dulces, e investigadores de la Universidad de Berkeley, EE UU, han descubierto que las sustancias que dan sabor a esta infusión pueden eliminar la bacteria causante de la caries dental.

Por otra parte, se acumulan evidencias de que los compuestos del té, sobre todo el verde, ejercen un papel protector contra los cánceres de pulmón, piel, próstata y estómago. Investigadores canadienses han observado que el té contrarresta la formación de nitrosaminas, unos potentes carcinógenos.

Para el investigador japonés Hirota Fujiki “ beber té verde es una medida práctica para prevenir el cáncer”, lo que parecen confirmar las menores tasas de la enfermedad que hay en las zonas de Japón donde se produce y bebe esta infusión en abundancia.

Asimismo, distintos estudios confirman que esta infusión ayuda a retardar la arteriosclerosis, diluir la sangre, reducir la tensión arterial y fortalecer los vasos sanguíneos. Los compuestos del té parecen proteger a las arterias de la formación de placas de ateroma y reducir el colesterol en personas que consumen mucha grasa. Las flavinas del camellia sinensis reducen el riesgo de infarto de miocardio o muerte por dolencia coronaria.

[b]Variedades, todas saludables[/b]

Los tres tipos básicos de té, producidos en China, India y Ceilán, proceden de la misma especie, Camellia sinensis o Thea, pero se diferencian por sus procesos de tueste y fermentación, los cuales determinan una gama de sabores, líquidos, aromas, aspectos y sensación, composición química y beneficios para la salud.

El té sin fermentar o “ té verde” produce una infusión de color verde jade y aroma de verduras frescas. Las hojas del té negro, que es el más consumido y es totalmente fermentado, producen una infusión de color marrón rojizo y aroma semejante al de la malta. Las hojas de té oolong, semifermentado y considerado un intermedio entre las variedades negras y verdes, tiene tres grados distintos de fermentación: ligera, moderada y completa.

Según los expertos en nutrición y plantas medicinales, el té también puede tener efectos desfavorables como manchar la dentadura y estimular la acidez gástrica en el estómago. Por ejemplo, no es recomendable para quienes padecen úlcera. Además, su consumo excesivo perjudica la absorción de hierro de los alimentos naturales y produce estreñimiento y nerviosismo, debido a su cafeína.

Si se toman al día una o dos tazas de té, en el desayuno o después de la comida, cada una de unos 2,5 gramos (el contenido de una cucharada o una bolsita), no tiene porque haber problemas, pero antes de aumentar el consumo hay que consultar al médico, que puede valorar las posibles interacciones con los medicamentos o efectos según las patologías o salud de la persona. Los excitantes del té como la teína, teofilina y teobromina pueden afectar a algunas personas y a los hipertensos o las gestantes.

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