El tema del debate entre Noam Chomsky y Michel Foucault sigue tan vigente como el primer día: Naturaleza humana y justicia vs poder

El tema del debate entre Noam Chomsky y Michel Foucault sigue tan vigente como el primer día: Naturaleza humana y  justicia vs poder

A principios de la década de 1970, el filósofo Fons Elders condujo el International Philosophers Project, una serie de debates entre los filósofos prominentes de la época. Uno de los más mencionados fue el que sostuvieron los filósofos Noam Chomsky y Michel Foucault, celebrado en la Escuela Superior de Tecnología Eindhoven de la Universidad de Ámsterdam en 1971 y transmitido por la televisión holandesa con una duración de 1 hora y 10 minutos. Tenemos acceso a este magnífico encuentro a través de un video que hoy cuenta con 958.559 visualizaciones, gracias a YouTube en la dirección de internet https://youtu.be/3wfNl2L0Gf8. Lo extraordinario es que si observamos el mundo de hoy lo planteado en aquel debate sigue tan vigente como entonces.
Chomsky es investigador, profesor emérito, intelectual afamado en el mundo de la lingüística y la filosofía nacido en los Estados Unidos, abanderado en contra de la guerra de Vietnam, socialista declarado y profesor para entonces de MIT (Massachusetts Institute of Technology). Foucault por su lado, era una de las figuras más notables entre los intelectuales franceses, profesor del Collège de France, marxista, licenciado en filosofía y en psicología. Sus teorías sobre el poder, el saber y el sujeto desmembraron las concepciones modernas preexistentes.
Sus lenguajes no verbales tan opuestos como sus ideas: un Foucault activo, eminentemente motivado y hasta un poco ansioso; un Chomsky interesado, accesible y calmado. El encuentro despertó mucho interés entre los estudiantes, profesores y filósofos no solo por tratarse de dos figuras de renombre mundial, sino por sus profundas ideas sobre la naturaleza del ser humano y su compromiso con la filosofía y la política, pero sobre todo por tratarse de una temática fundamental: “La naturaleza humana: justicia vs poder”. Al presente, ´ tiene gran importancia ponernos en contacto con las ideas de pensadores que como estos suman valor al aprendizaje y dominio de temas como: la naturaleza humana, el origen de la lengua, el discurso científico, el origen del conocimiento, el poder y la justicia.
Es importante especificar que tanto Foucault como Chomsky fueron, en términos políticos, libre pensadores. La diferencia entre ellos radicaba para entonces en que Chomsky estaba comprometido con la defensa de la verdad objetiva, los principios de la Ilustración, la ciencia moderna y la creencia de que la naturaleza humana está determinada por la biología. Foucault, en cambio, negaba la verdad objetiva, desdeñaba la Ilustración y estaba comprometido con un constructivismo social que negaba cualquier tipo de naturaleza humana invariable. En la primera parte del debate, se abordó el problema de la naturaleza humana. Elders abordó la cuestión en espera de encontrar respuestas al viejo dilema de si el ser humano tiene una naturaleza humana innata (intrínseca) tal como lo creía Chomsky o si son el medio ambiente y sus efectos, la experiencia y la sociedad las que moldean su naturaleza y por tanto se forma de manera externa (extrínseca) como era la creencia que sustentaba Foucault. El moderador insistió en la posibilidad de que, a pesar de nuestras diferencias, existiese alguna naturaleza que nos permitiese reconocernos como seres humanos y que a la vez pudiese catalogarse como común.
La defensa que realiza Chomsky resulta interesante, sin embargo, al cerrar su afirmación concretando que “la naturaleza humana es la colección, masa de esquematismos y principios de organización innata que guía nuestro comportamiento social, intelectual e individual” se visualiza un enfoque demasiado encerrado en el mundo de la lingüística y la neurología del momento dejando fuera el aspecto realmente sociológico”. Foucault, por su parte, debilita el enunciado de Chomsky al exponer su desconfianza en el concepto naturaleza humana basándose en que en el discurso científico (siglos XVII y XVIII) se clasificaban a los seres naturales, sin importar si tenían vida o no, pero sobre todo, al puntualizar que en la historia del conocimiento el concepto de naturaleza humana cumplió, ante todo, el rol de un indicador epistemológico para designar ciertos tipos de discursos vinculados o contrapuestos a la teología, la biología o la historia.
Foucault no parte del sujeto y sus capacidades, sino que pone énfasis en el vínculo entre el sujeto y la verdad. En este punto estamos frente a dos posiciones diferentes: la de Chomsky subraya la relevancia del sujeto en la producción del conocimiento, la de Foucault cuestiona ese protagonismo. Chomsky cree que el acto del habla es un acto creativo en sí mismo. Y para él un acto del conocimiento es un problema de desarrollo; mientras que para Foucault es un asunto que deviene de la transformación. Foucault no encuentra un acto creativo en el momento en que la mente comprende la verdad según Descartes, ni tampoco la creación real en el pasaje de una verdad a otra. La profundidad de los planteamientos de Foucault son reveladores como cuando pasa a preguntarse: “¿Pero qué sucedería si la comprensión del vínculo entre el sujeto y la verdad fuera sólo un efecto del conocimiento? ¿Qué ocurriría si la comprensión fuera una formación compleja, múltiple, no individual, no «sujeta al sujeto» que produjo efectos de verdad?” Increíble pensamiento: reemplazar los descubrimientos del saber por las transformaciones de la comprensión. ¡Impresionante!
La segunda parte del debate se centra en la política, permitiéndonos revisar la teoría del poder de Foucault, su modelo de acción política y la visión de su oponente. Para Chomsky una sociedad buena sería aquella que permitiera el trabajo creativo, es decir, la creación liberada de todo tipo de limitación arbitraria. El objetivo de un modelo de sociedad decente debería ser, pues, “la superación de los elementos represivos, opresivos, destructivos y coercitivos que se encuentran en toda sociedad real como residuo histórico”. Para Foucault, el poder político no sólo se ejerce a través de las instituciones vinculadas a la actividad política, sino también de instituciones que, aparentemente, no se encuentran relacionadas con la acción política, pero que son el principal punto de apoyo del poder, de su solidez y su resistencia.
Chomsky considera legal y legítima la desobediencia a la norma si responde a una justicia superior o más pura. Foucault, por el contrario, considera que la justicia y por ende la lucha contra la injusticia, siempre es un arma de la lucha social, pero no como objetivo para lograr una mayor igualdad social, como defiende Chomsky, sino como instrumento de poder. Para Chomsky la lucha social o la guerra sólo se hace en términos de una justicia superior o más pura que permita una mayor libertad e igualdad a los ciudadanos. Foucault encuentra que la vida social es conflictiva en sí misma, y que la lucha social en lugar de hacerse en aras de una justicia superior y por tanto de la igualdad, se lleva a cabo para lograr poder.

Este encuentro entre estas dos eminencias resulta en extremo interesante y si bien Foucault es descarnado por sacar a la luz, a través de sus interesantes teorías, lo que otros ocultan no creo que ninguno de los dos hayan ganado el debate, sino que salimos ganadores los observadores de aquellas brillantes mentes que pudieron enfrentar posiciones para que el mundo se nutriera de sus conocimientos y posiciones. En cuanto al tema sobre poder y justicia aunque estoy totalmente de acuerdo con Foucault en relación a las reglas del poder, pienso como Chomsky que se debe aspirar a gobiernos justos y éticos.

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