El tema haitiano: aproximación teórica

El tema haitiano: aproximación teórica

Para República Dominicana, el tema haitiano es prioritario, complejo y fundamental. Sus raíces se pierden en la memoria nacional. En el presente, contadas son las soluciones prácticas capaces de enmendar el récord de denuncias que se le hacen al país por violación de los derechos humanos y laborales de los inmigrantes de origen haitiano y de sus descendientes.

La fatídica disyuntiva parece ser: desintegración de la sociedad y de la nacionalidad dominicana vs. integración a la vida nacional y consecuente aporte de la mano de obra haitiana a la riqueza y al bienestar colectivo.

En ese contexto, las siguientes tesis no son exhaustivas. Cada tesis presupone y es complementaria de las otras. Todas buscan provocar, propiciar la discusión. Al presentarlas en conjunto, mi única pretensión es iluminar el camino que aún debemos recorrer en orden a plantear una solución viable y efectiva –al menos– desde el lado dominicano.

A. Los datos

Al exponer esas tesis téngase en cuenta la situación empírica que asumo como referencia válida; a saber,

*En 2008, el cálculo más certero es que en República Dominicana vivía una población de inmigrantes haitianos que oscila entre 900 mil y 1.3 millones de personas; es decir, más de un 10% de los casi 9 millones de nacionales dominicanos.

*Los menos de 9,500 braceros que laboran en el corte y siembra de la caña de azúcar en todo el territorio dominicano no llega al 1% de la población de inmigrantes haitianos ubicados a lo largo y ancho de todo el territorio nacional.

*La gran mayoría de los inmigrantes haitianos se concentra en los sectores de la construcción, de la agricultura y del comercio informal.

*Las actividades de esa mayoría es tan variada que incluso hay 25,000 estudiantes de nacionalidad haitiana matriculados en el sistema dominicano de educación superior.

*El problema de personas indocumentadas en República Dominicana constituye un mal nacional que no respeta nacionalidades. Un estimado superior al 91% de los haitianos residentes en territorio dominicano, así como aproximadamente 13% de nacionales dominicanos, permanecen al día de hoy indocumentados; es decir, sin acta de nacimiento ni otros documentos civiles.

*La población dominicana de ascendencia haitiana no está debidamente cuantificada.

*La tasa de desempleo absoluto de la población dominicana es de 14.6%, según datos del Banco Central, mientras que la población haitiana según estimaciones privadas no llega al 3%.

*El 53% de la población dominicana vive bajo la línea de pobreza: dos dólares estadounidenses al día, y hasta un 27% subsiste con un dólar al día en condiciones de miseria, de acuerdo a fuentes del PNUD.

B: Las tesis

Es en dicho contexto que acontece el flujo migratorio haitiano hacia el territorio dominicano, fenómeno éste que pretenden explicar las siguientes tesis:

I. Primera tesis: la identidad dominicana está en ebullición.

Esa identidad proviene de una percepción de sí misma como occidental, –a pesar de tener “al negro detrás de la oreja”–, y se enfrenta a una más crítica, según la cual “es al blanco al que se tiene detrás de la oreja” por más occidentales y modernos que se pretenda ser.

2. Segunda tesis:  Se es dominicano por razones culturales, no raciales.

Aunado con los requisitos establecidos en el Artículo 11 de la Constitución, la nacionalidad dominicana viene dada por el patrimonio hispánico que compartimos por motivos históricos de lengua, derecho, tradiciones, costumbres y religión.

3. Tercera tesis: Tanto el extranjero residente legal, como el indocumentado, tienen derechos.

La cuestión no es sólo distinguir entre nacionales y extranjeros. Al amparo de los derechos humanos y de las exigencias inherentes a las convenciones internacionales reconocidas por República Dominicana durante el siglo pasado, cada persona es valorada por igual, sea ésta nacional o extranjera, documentada o indocumentada.

4.   Cuarta tesis: La exclusión social en el país perjudica por igual, tanto al haitiano-negro, –independientemente de que su estatus sea de residente legal o ilegal–, como al dominicano-negro, al margen del origen nacional de sus padres y de que esté o no documentado

En los últimos años la comprensión del tema haitiano se ha radicalizado. Años atrás se creía que el dominicano discriminaba solamente  en contra del haitiano-negro. Los dominicanos constituían una unidad homogénea: se creían iguales, herederos de un régimen colonial en el que amos y esclavos cohabitaban en la misma hamaca y contemporizaban sin los efectos del rudo golpe que el látigo infligía en las espaldas de quienes laboraban en las plantaciones francesas en Haití.

Hoy la comprensión del tema es más compleja. Ahora se hace valer que la sociedad dominicana está impregnada de prejuicios raciales y de xenofobia. Negros y haitianos por igual, sufren ultrajes por el color de su piel y están sometidos a ocupar las últimas posiciones sociales. De ahí el valor –parcial– de una de las pruebas que se enarbolan como irrefutable: en cualquier revista social de la prensa sabatina dominicana el número de dominicanos de raza negra que aparece no es representativo de su peso relativo en términos demográficos.

5. Quinta tesis: El problema es la pobreza, no el racismo ni la xenofobia

La marginalización y las exclusiones sociales, laborales, económicas, políticas y culturales que sufren los inmigrantes haitianos y sus descendientes, nacidos o no en territorio dominicano, no resultan tanto de prejuicios raciales ni de prácticas xenofóbicas, sino de la condición de pobreza bajo la cual viven y de la falta de calificaciones laborales con la que se insertan en la base del mercado laboral dominicano. No es fruto de un racismo de Estado y muy probablemente ni siquiera efecto de la gesta independentista del siglo XIX, sino consecuencia de una estratificación laboral acorde a las relaciones de poder vigentes en una sociedad que como cualquier otra en desarrollo está caracterizada por restringidas opciones y por recursos aún más limitados.

La validez de esta quinta tesis pareciera incuestionable. Pero su ambigüedad o límite radica en que, si bien algo así como más del 90% de la población dominicana no es de raza caucásica, sin embargo, la riqueza y las fuentes para generarla se concentran de manera excluyente en manos de una minoría blanca y de aquellos que siendo “de color” o “indios” más se le asemejen.

De ahí que en un próximo escrito queda por ahondar este tema y descubrir la razón de ser la problemática haitiana en el país; igualmente, al menos, una vía de superación de la misma.

En síntesis

Por pobres, no por haitianos

El problema es la pobreza, no el racisno ni la xenofobia. La marginación y las exclusiones sociales, políticas y culturales que sufren los inmigrantes haitianos y sus descendientes, nacidos o no en territorio dominicano, no provienen de lo racial  sino de la condición de pobreza.

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