El territorio y la cuestión municipal

El territorio y la cuestión municipal

El territorio supone un área geográfica, cuya especificidad radica en cómo se relacionan y/o articulan los espacios naturales y construidos que esta contiene: flora, fauna, población, infraestructuras, atributos culturales, naturales e históricos, etc. Esa especificidad constituye  la base para el diseño de cualquier estrategia de desarrollo nacional, regional, local o municipal.

En los nuevos paradigmas de desarrollo, el tema del ordenamiento  territorial se aborda con un énfasis particular en el municipio  en tanto unidad básica del territorio  para promover el desarrollo. Por eso, en aquellos países donde se ha apostado seriamente por grandes transformaciones económicas, se ha enfatizado por el fortalecimiento institucional del sistema político  a través de ayuntamientos  con capacidad de administrar de manera eficaz y democrática el territorio donde estos se asientan.

El territorio no es una abstracción, como tampoco la nación, es un  entramado de especificidades locales reales. El territorio contiene diversas formas de asentamientos humanos, entre los que se destacan las ciudades, las cuales se relacionan entre sí y cada una de ellas con sus respectivos entornos, en un entramado de relaciones que deben ser orientadas en base a  planes específicos, enmarcados en planes generales y locales de ordenamiento territorial. Sin estos planes, cualquier estrategia o plan nacional o municipal de desarrollo, difícilmente pueda ser exitoso.

Los gobiernos de Balaguer hicieron de las grandes construcciones la dinámica que impulsaban  su modelo económico, pero sin un plan de desarrollo del territorio nacional y pensando, erróneamente, que las grandes inversiones de por sí provocan desarrollo. Con la ideología del progreso y como forma originaria de acumulación de  capital, Leonel Fernández justifica y vende la construcción de las grandes obras de sus gobiernos, privilegiando dos ciudades y una región de enclaves turísticos.

Los dos han sido modelos de desarrollo de pobres resultados, ninguno ha partido de una visión integral del territorio y de sus complejidades;  ambos han pensado que la simple asignación de recursos en determinados  espacios de por sí arrastra el desarrollo de su entorno, sin cuidarse de que muchas veces sucede lo contrario, que una inversión en un espacio sin perspectiva integral desestructura sus entornos. Son  visiones de desarrollo centralista,  en los cuales el municipio en tanto unidad geográfica particular ha sido el cuerpo ausente.

Y por esa persistencia en el error, actualmente estamos inmersos en un proceso de elecciones municipales y de discusión de una Estrategia de Desarrollo Nacional propuesta por  el Gobierno, sin  que el partido oficial ni sus candidatos municipales, ni ninguno de los demás candidatos y partidos que tercian en estas elecciones contemplen  serias propuestas sobre de desarrollo del territorio que piensan administrar.

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