El “Terror” asoma en el Teatro

El “Terror” asoma en el Teatro

Por primera vez asistimos a un juicio en la Sala Ravelo, no como simples espectadores, sino como parte del jurado. Se trataba de la obra de teatro “Terror” del escritor alemán, Ferdinand Von Schirach, llevada a escena por el director Ramón Santana.

La trama de la obra se basa en el juicio al que es sometido el acusado, un piloto de la Fuerza Aérea que decide desobedecer las órdenes de sus superiores, y derribar un avión comercial secuestrado con 164 pasajeros a bordo, que está a punto de estrellarse sobre un estadio de fútbol donde se encuentran 70,000 personas. Se acusa al piloto de asesinar a los pasajeros del avión.

La obra plantea un dilema moral, sacrificar a 64 personas y salvar 70,000; se maneja aquí posiblemente, una de las tantas situaciones llamadas paradojas utilitaristas, planteadas a finales del siglo XVIII, por el filósofo inglés Jeremy Benthan, en su teoría ética filosófica “El Utilitarismo” que trata de diferenciar el bien del mal, al enfocarse en los resultados de las acciones en la que siempre se buscará el mal menor.

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La duda se apodera de todos los personajes, surgen las interrogantes, ¿Es correcto pensar que no se comete asesinato si es para salvar muchas vidas? El autor sólo expone el hecho no expresa su punto de vista, y en un rompimiento de la cuarta pared, deja al público convertido en jurado, que decida, condenar o absolver.

La puesta en escena a un ritmo sostenido, mantiene la expectativa, lograda por los actores y actrices escogidos, siendo este un gran acierto del director. La escena minimalista, recrea el juzgado con pequeños escritorios y una pantalla, donde tiene lugar un debate dialéctico y actoral, entre seis personajes.

El acusado, es interpretado por Irving Alberti, su actuación nos sobrecoge; circunspecto, introvertido, consciente de su acción que considera correcta, se declara una y otra vez, culpable… dudamos. Es esta una de sus mejores actuaciones de Irving. Orestes Amador, en una actuación orgánica, asume el papel del juez maniqueísta, de mirada inquisitiva, pareciera ser imparcial, pero a veces no lo es.

Dos personajes antagónicos, la abogada de la Defensa y la Fiscal, son encarnados por dos jóvenes actrices. Beba Rojas, a la que no habíamos tenido la oportunidad de ver actuar, es la Defensora que con pasión se entrega a su objetivo; hay en ella una carga de histrionismo, que se decanta en el gesto, en la mirada y el movimiento escénico sugerente; sus argumentos son convincentes más que por su sustancia por su forma de expresarlos, donde no falta una ironía relajante. Su actuación ha sido excelente. Luvil González, asume el difícil papel del Fiscal acusador. El potencial dramático de esta joven actriz, se aviene a la perfección a este personaje inquisidor; Luvil alcanza un nuevo peldaño en su ascendente carrera teatral.

Un momento conmovedor es aquel en que aparece la viuda de uno de las víctimas, Yanela Hernández transmite ese dolor con intensidad. Su voz alterada en momentos por el llanto, y su elocuente expresión facial, consigue emocionarnos y solidarizarnos con su duelo. Su potencial histriónico se pone a prueba una vez más, saliendo con alta calificación.

Sin actores en escena no hay teatro, pero esta vez, la tecnología se impone. El “Testigo” del hecho, -Richard Douglas- es un experto militar, hace sus declaraciones expresando su punto de vista sobre la tragedia a través de una pantalla, se produce un breve diálogo con el juez, que insiste: ¿es culpable, o no? Convincente nos pareció la intervención del Testigo, aunque por momentos su voz no fuera perceptible, cosas de la tecnología. Oportunas las apariciones en escena de la Azafata- Madeline Bare-, del Alguacil -Xavier Ortiz y la presencia de la secretaria del Tribunal –Nathalia Rodríguez-.

La música, el sonido del avión al despegar, la iluminación -diseños de Ernesto López- ambientan cada momento. Ramón Santana logra con efectividad, el ensamble total de la puesta en escena con una mirada objetiva y creativa. El público actuando como jurado, emitió su voto: ¿Absuelto o culpable?, no diré cuál fue el veredicto, los invito a ver esta obra y, Sea Usted el Jurado.

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