El testigo Euri Cabral

El testigo Euri Cabral

JUAN D. COTES MORALES
Gracias a Dios Euri Cabral no fue víctima, sino testigo de un atentado frustrado y de lo mucho que él le agrada al Señor. Los disparos realizados fueron la manifestación externa de la intención criminal de los nibelungos, hijos de la nocturnidad y de las cavernas.

Euri, mulato, inteligente, bajito, valiente, para sostener en alto la defensa del pueblo se rasga las vestiduras condenando orgullosamente las malas costumbres, los vicios sociales, el peculado, la corrupción, la acepilladura y la mamandurria.

El fue testigo y no víctima porque en este tramo de su vida comenzó a jesusear para obtener la protección del Espíritu Santo y de la Misericordia Divina.

Esos disparos fueron mortales pero ninguna de esas balas ponzoñosas logró impactar en su cuerpo.

Euri pertenece a un equipo de profesionales que de seguro también están amenazados, lo han sido o lo serán. Igualmente sus familias, amigos, entrevistados y compañeros de inquietudes y sueños revolucionarios.

Esta vez nadie comerá pan ni beberá café de luto.

El Amén estuvo presente.

Por ser Euri economista de profesión, conoce perfectamente el origen de las economías delictivas que sirven a la terapia social, al jurisdespotismo y a la mandofilia. Mas que por su posición política o por su relación personal con el presidente Fernández y el gobierno, lo que en realidad puede producir urticaria son sus certeros comentarios acerca del comportamiento de la economía y las marrullas de quienes tienen dinero y ejercen influencia en la prima del dólar y su secuela.

Todos los temas que Euri ha tratado: La problemática de la energía, los asuntos íntimos del manejo del ITBIS, los entresijos de las zonas francas, los gastos excesivos del gobierno pasado y la proliferación de nominillas fraudulentas, el comportamiento del Departamento de Prevención contra la Corrupción, la cancelación de visados, las supuestas tentativas de desconocer la voluntad popular y todo lo que tiene que ver con la Policía Nacional y sus oficiales superiores, son temas realmente controversiales que cualquiera puede malinterpretar, tanto como para sentir odio.

A pesar de los asomos de brutalidad, temor e intimidación colectiva, aún vivimos bien, no peligran las instituciones ni la gobernabilidad, invocamos a diario la Providencia Divina y confiamos en la solidaridad de todos los dominicanos para mantener la paz social, la armonía y la concordia de la familia dominicana.

Es tiempo de reformas y de unir voluntades.

Todos contra la violencia.

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