El megalodón, un escualo que pobló los océanos 23 millones de años atrás y que se extinguió hace unos tres millones, era más grande, rápido y voraz que las estimaciones efectuadas hasta ahora, apunta una investigación publicada este miércoles por la revista Science Advances.
Su tamaño exacto había permanecido vago hasta el momento porque su esqueleto está compuesto de cartílagos que rara vez se fosilizan, pero los científicos se apoyaron en un fósil “excepcionalmente bien conservado” para recrear el primer modelo tridimensional de ese gigante acuático.
El ejemplar resultante tiene 15,9 metros de largo, una masa corporal de 61.560 toneladas y una velocidad de 1,4 metros por segundo (5 kilómetros por hora). Su mandíbula le permitía ingerir una orca de 8 metros en apenas 5 bocados.
Sus dimensiones fueron calculadas también con base a sus dientes y al esqueleto de un gran tiburón blanco, su análogo vivo más cercano, y esas 61.560 toneladas son un 23 % más que las estimadas anteriormente.
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No obstante, según recalca también este miércoles el diario The New York Times, hay vértebras fosilizadas que son un 50 % más grandes que las utilizadas para el modelo, lo que sugiere un tamaño máximo de casi 20 metros, superior al de una ballena jorobada actual.
El megalodón necesitaba 98.175 kilocalorías al día, una cantidad 20 veces mayor a la que requiere un tiburón blanco adulto, apunta Science Advances. En caso de alimentarse exclusivamente de sus mayores presas, podría necesitar comer solo cada 145 días.
Su velocidad le permitía ir fácilmente a diferentes zonas de alimentación, una táctica de depredación también utilizada por el tiburón blanco para encontrar alimentos ricos en calorías.
Su extinción fue atribuida a una reducción de los hábitats costeros de finales del Plioceno (que abarca de hace 5,33 millones de años a hace 2,59) y que probablemente resultó también en la desaparición de otras especies de megafauna marina que podrían haber sido sus presas.