Parece que fue ayer, es el título de una famosa canción que puso de moda el gran compositor y cantante mexicano Armando Manzanero, que según nos dijo el desaparecido amigo Guillo Carías, en el Mesón de Bari, la compuso inspirado en el matrimonio de un presidente de México.
Pero no quiero referirme a la canción, sino a cómo pasa el tiempo. Para cualquier acontecimiento, incluyendo lógicamente los políticos.
Parece que fue ayer que comenzó la pandemia del coronavirus. Y en medio de todas esas dificultades se realizaron dos elecciones. Y producto de esas elecciones obtuvo el triunfo Luis Abinader. Que inició su Gobierno con la carga de toda esa pesadumbre en los hombros. Cuando ya muchos ni siquiera nos conocíamos por el uso de los cubre bocas. La distancia había limitado el trabajo productivo, la docencia y separado amistades y familias. Pero cuando empezó a perderse en cierto modo el temor al virus, ya habían pasado muchos meses, más de un año o año y medio.
Por eso se dice que hay períodos que parecen largos, mientras que otros resultan cortos. Así ocurre con muchas cosas cotidianas o de cualquier índole, incluyendo los períodos de Gobierno. Por eso reitero, que parece que fue ayer que Luis Abinader asumió el poder. Y a causa de lo que expuse antes, con el país medio paralizado por la pandemia, se perdió mucho tiempo en aspectos que no estaban calculados. De carácter humanitario, pero limitado a desarrollar otros aspectos importantes. Y ahora, en términos reales, le queda menos tiempo que el que ha gobernado.
Ya la tradicional música navideña terminó. Finalizaron las campañas publicitarias que a tal efecto realizan las diferentes empresas y comercios junto a las decoraciones de tiendas, casas y avenidas.
Pero dentro de poco comenzaremos a escuchar otras campañas. No navideñas, sino políticas.
Y como ha sido tradición, probablemente después de las fiestas patrias o Las Madres, comenzarán los ajetreos internos de los partidos políticos para seleccionar sus candidatos. Primero con los locales. Pero habrá de arrancar la campaña de los pre-candidatos de los diferentes partidos en sus demarcaciones. Que empezarán a inundar la radio, la TV y ahora las redes sociales con sus promociones, que de alguna manera, inducirán a muchas personas a poner casi toda su atención en esa actividad y a descuidar tareas importantes.
Esas actividades, como por arte de magia, hacen pasar más rápido el tiempo, pero igual contribuyen a restar tiempo. Y si hay descuido, le achica el tiempo efectivo al gobierno para sus ejecutorias. Porque el tiempo pasa inexorablemente.
Por eso hay que aprovecharlo al máximo y saber hacerlo. Sobre todo cuando hay interés en dejar una marca positiva e indeleble a las presentes y futuras generaciones.
En tal virtud, es recomendable que el gobierno permanentemente haga evaluaciones concienzudas de lo que hasta ahora se ha hecho y logrado, así como de lo que resta por hacer según sus aspiraciones originales. Y del tiempo real que le queda para poder alcanzar esas metas. Lo que además le permitirá tener una imagen clara de cuál metodología ha sido positiva y cual se puede modificar.