El tiempo y la economía en política

El tiempo y la economía en política

Estamos próximo a la firma de un acuerdo con el FMI, que irremediablemente toda la nación sentirá sus efectos que puede que resulten traumáticos  para toda la población, pero ese acto de ninguna manera significa que el país se va a destruir, que va a desaparecer del concierto de los pueblos; no, todo lo contrario, resurgirá como un pueblo unido en busca de su identidad, de su moral y de su bienestar social, porque lo que necesita República Dominicana es que no se rompa de nuevo la relación y el equilibrio entre el sector privado y el público, es decir, que se restablezca, al cambio de los tiempos, como es de justicia para cada cual.

Por suerte los dominicanos, no requerimos socializar el país, como lo hizo en su tiempo Stalin, ni crear un capitalismo desmedido idólatra del dinero, a pesar de que en el mundo existe actualmente una gran pasión por el dinero y en ese afán hasta se olvida cómo tiene que hacerse y cómo tiene que repartirse, porque los jóvenes y también los viejos, su única meta es crear riqueza aún cuando caigan en el descrédito.

Lo que los pueblos necesitan en todas partes del mundo es una justicia social en libertad, dirigida por el Estado con ayuda de la propia sociedad. Este es el verdadero problema por resolver que tienen los partidos políticos  modernos, por lo cual el conocimiento cabal de  sus identidades dirigidas a programas específicos y objetivos definidos y claros, es la necesidad del momento. Lástima que, salvo raras expresiones, los políticos actúan como vampiros que manejan una vez llegados al poder los papeles para su propia usura.

Es que nuestros problemas piden a gritos desaforados la renovación de las clases dirigentes, para que las clásicas y viejas demagogias salgan de circulación, porque parece que éstas no acaban de comprender que la economía básica es una actividad no sólo pública sino realmente privada.

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