El Tío de Londres

El Tío de Londres

José Silié Ruiz
El Dr. Oliver Sacks es un prominente neurólogo inglés, quien es profesor de neurología clínica en el Albert Einstein College, de Nueva York, y con quien tengo varias coincidencias: somos neurocientistas entrenados en Inglaterra, pero por igual escritores, fotógrafos, apasionados de las ciencias en general y de la “exquisita” música.

En días pasados tuvimos una de esas agradables tardes de librería, y nos encontramos con su libro “El tío Tungsteno”. Al disfrutarlo hicimos remembranzas no sólo de nuestros años felices en Londres, durante el período de entrenamiento de esta especialidad del cerebro y las neuronas en la que coincidimos, sino por igual del período de activos intercambios culturales como Agregado del Cuerpo Diplomático en la capital inglesa.

El autor ya antes había escrito: “Un antropólogo en Marte”, “Awakenings” (la película), “Migraña”, “Con una sola pierna”, entre otros, teniendo todas sus obras relación con nuestro campo neuronal, hablan de casos de la especialidad, pero están contadas en una narrativa digerible y ligera, y nos adentran en el campo de las neurociencias con gran sabiduría y sencillez, lo que por igual tratamos de practicar, por tal lo admiro; disfrutamos de similares metas y propósitos: la “divulgación” de las neurociencias. La obra se basa en sus recuerdos desde su más temprana retentiva, y las conecta con la herencia legada de su tío Dave, de amar la química. Todos tenemos un tío querido y admirado, cuando escriba mis memorias, ese espacio le tocará al tío Fernando Silié Gatón (EPD).

Los ingleses tienen la característica de cambiar poco las cosas, son verdaderos “tradicionalistas” hasta más no poder. En la página 19 de la obra el autor menciona su juego de monopolio (de antes de la segunda guerra), pero descubrimos que era igual al que en esas largas noches de invierno a veces  usábamos en nuestro hogar de Londres. Lo citamos: “El monopoly despertaba pasiones extremas, e incluso antes de aprender a jugarlo, los precios y colores de las propiedades ya estaban grabados en mi mente. Todavía puedo ver a Old Kent Road y Whitechapel (los Prince-Facundo) que eran las propiedades de color malva, el azul pálido de Angel (estación de los esposos Rodríguez-Pereyra) y Euston Road (una de las paradas del tren –Underground- que usábamos para llegar al hospital donde entrenamos (el Instituto de Neurología Británico) juntos a ellas. Por lo contrario, el West End (comprar discos con los entrañables el Dr. Paredes y el “chico” Frank) está ataviado con colores vivos, el escarlata de Fleet Street (el pub The Old Bell), el amarillo de Piccadilly (el banco que utilizábamos el American Express y nuestro preferido musical el Ronnie Jazz Club), el verde de Bond Street (nuestra última residencia) el azul oscuro de Park Lane (tardes de té con doña Ingrid en el señorial hotel Dorchester) y Mayfair (otro preferido, el restaurante “Princess Garden”); los paréntesis “emotivos” son nuestros.

Fue un período tan grato en nuestra vida que podemos definirlo como “excelso”. Mi disfrute mayor fue al referirse el colega en su libro a los museos de South Kensington (Ciencias, Historia Natural y Victoria and Albert). Con nostalgia recordé cuando llegamos a Londres, nuestra primera estancia en la capital del Reino Unido, que fue en el Hotel Priority, al lado del Museo de Ciencias, un gran emporio cultural, donde hicimos un curso de Antropología Social.

Alberga una preferida, la exhibición de historia de la medicina más completa del mundo, la “Colección Wellcome”, y que junto al Museo Británico, siempre que viajamos a Londres los visitamos como algo prioritario. “El Tío Tungsteno”, interesante libro de un neurólogo escritor, que nos ha permitido recordar en sus páginas todas esas “aristocráticas” zonas londinenses; a usted  tan siempre amable lector(a), mil gracias por acompañarnos en este nostálgico “recorrido” con gratos recuerdos de “fraternos”, de buenos amigos, lugares, circunstancias y vivencias irrepetibles.

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