El tiranicidio de Trujillo

El tiranicidio de Trujillo

M. DARÍO CONTRERAS
El Coctelero de este matutino ya se refirió al valioso trabajo de historiografía de la pluma de Juan Daniel Balcácer sobre la muerte de Trujillo, a mano de un valiente grupo de dominicanos que arriesgaron sus vidas para terminar con la existencia del dictador Trujillo en el año 1961.

El historiador Balcácer ha hecho un inestimable aporte a nuestro acervo histórico al describir, con lujo de detalles y amparado de una extensa bibliografía y documentación, el acontecimiento de mayor trascendencia en la historia reciente de nuestro acontecer nacional.

Lo ocurrido el 30 de mayo de 1961 en la avenida George Washington, un poco más allá de la Feria Ganadera, marcó el fin de una era y el comienzo, aunque a retazos, del régimen democrático que hoy disfrutamos   con sus defectos, por supuesto.  En una investigación que duró tres años y medio, se logró reunir prácticamente todo lo que se ha escrito o divulgado sobre lo ocurrido ese día martes en la noche, cuando el Jefe se dirigía a su Hacienda Fundación en la vecina ciudad de San Cristóbal, donde Trujillo vio los primeros rayos de luz al nacer en 1891. Balcácer, sin embargo, no se conforma con sólo hacer un compendio de lo conocido sobre este hecho trascendente, sino que hace un «tour de force» al acopiar y analizar todos aquellos elementos que antecedieron y sucedieron luego del tiranicidio, los que permiten aquilatar en toda su extensión este hecho que significó un giro completo en la vida de los dominicanos.

El libro que comentamos, «Trujillo, el tiranicidio de 1961», a nuestro modo de ver, cumple con demostrar varios argumentos que se propone el autor.  Primero, que el tiranicidio no fue un acto improvisado, sino una conspiración concebida desde hacía unos tres años.  En segundo lugar, que si bien falló el aspecto político de la conjura, los que ejecutaron la acción militar de liquidar al tirano actuaron más bien como dominicanos con ideales patrióticos, que como meros resentidos o traidores de la confianza de Trujillo.  En cuanto al general José René Román Fernández, este fue objeto de una campaña de desinformación   urdida por la misma familia Trujillo y sus adláteres.  El autor le dedica un capítulo completo a despejar al general Román Fernández de las serias dudas que se propalaron sobre su persona mediante la campaña de difamación que se montó por los remanentes del trujillato, «enfurecidos porque éste no delató a quienes le confiaron el propósito de liquidar físicamente al dictador».  Quizás uno de los más grandes errores de los conspiradores fue el no haber avisado al general Román de que esa noche del 30 de mayo ocurriría el atentado contra Trujillo.  ¿Cómo se explica que el general Arturo Espaillat, al presentarse a la casa de Román para avisarle del atentado, lo hace levantar de la cama, pues se encontraba acostado en piyamas?  Si Pupo Román iba a ser él que le daría el golpe de Estado al régimen trujillista, no luce nada razonable ni plausible que estuviera en su casa durmiendo, a sabiendas que si las cosas salían mal su nombre aparecería en la boca de uno de los conspiradores, al ser atrapado y torturado por la horda de asesinos que le servían incondicionalmente al Benefactor y Padre de la Patria Nueva.

Concuerdo con Balcácer en cuanto a que aún si todo salía como se había planificado, era improbable que se tuviera éxito inmediato en desmantelar el férreo régimen trujillista, pues la conjura no contaba con el suficiente y necesario apoyo de un significativo número de oficiales de las fuerzas armadas dominicanas, los cuales eran hechura de la mano del propio Trujillo.  Los que mataron el Jefe se la jugaron, pues sabían que pagarían con sus vidas si las cosas salían mal, escapándose apenas uno de los siete héroes que terminaron con la vida de Trujillo aquella noche de luna del 30 de mayo de 1961.  Nunca debemos olvidar el acto de heroísmo que hizo posible liquidar una de las más tenebrosas tiranías de nuestra América.  Congratulaciones al dilecto y apreciado amigo Juan Daniel Balcácer por su estupendo y aleccionador trabajo.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas