El TLC según el Banco Mundial

El TLC según el Banco Mundial

PEDRO GIL ITURBIDES
El Banco Mundial es una entidad fomentada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Al igual que ocurre con el organismo multilateral, el banco cuenta para sus operaciones con aportes de todos los países. Pero su principal fuente financiera lo es el gobierno de los Estados Unidos de  Norteamérica. De manera que me tomó de sorpresa el comentario de ese organismo prestamista sobre el Tratado de Libre Comercio (TLC). En cierta medida el estudio sobrepasa toda argumentación esgrimida por cuantos entendimos que, en el caso dominicano, la ligereza suplantó a la sagacidad.

Pónganme en la lista de cuantos creen en la necesidad de ampliar el mercado. Para comenzar, tengo plena seguridad de que el crecimiento nacional depende de la capacidad del mercado interno. En la medida en que incorporemos los grandes sectores depauperados al movimiento del mercado, en esa medida nos desarrollaremos. Porque si los miseriosos se vuelven  compradores, es porque tienen capacidad adquisitiva. Y si la poseen, es porque la sociedad fue capaz de saltar del mero crecimiento a la promoción humana, económica y social de las personas. Y esto explica el desarrollo.

En la misma línea de pensamiento, tengo plena conciencia de que la aparición de un fuerte mercado interno, caracterizado por oferta y demanda correlacionadas, permite adentrarnos en mercados ajenos. Porque si somos capaces de alcanzar lo primero es porque la creatividad, la inteligente iniciativa y la audacia nos han compelido a adentrarnos en los mercados foráneos. Pero esto es lo que no hemos conseguido pese a toda la palabrería.

El tiempo lo dedicamos al comadreo improductivo.

La participación en un mercado plural es reto que puede obligarnos a abandonar la modorra. Creo conveniente que nos insertemos en ese mercado. Lo que hemos visto con suspicacia es que se nos compela a meternos en ese mercado, sin que la equidad distinga la relación entre los contratantes.

Adagio que rueda de labio en labio es el que sostiene que negocio bueno es aquél en que las partes obtienen beneficios. Cuando sólo una parte queda satisfecha en un intercambio, el disgusto sustituye a la conformidad en la contraparte.

El estudio del Banco Mundial es una proclama. Resulta sintomático que un resumen de sus conclusiones fuera dado a conocer en la sede de la entidad, en Washington, con la presencia en esa ciudad, de mandatarios de los países comprometidos con el TLC. El estudio se encuentra en proceso de elaboración, y se dará a conocer íntegro, en junio. Se aprovechó sin embargo la visita de los mandatarios centroamericanos y dominicano, para dar a conocer “el resumen”. Con todo y que se le endilgue este remoquete, su texto es harto elocuente.

Quienes realizaron este estudio no pertenecen a la corriente maoísta del Banco Mundial. Es probable que esa tendencia no haya existido nunca en esa entidad. Tampoco son partidarios de los tremendistas fanáticos del Asia Menor. Son estudiosos de varias nacionalidades, que desean evitar que el libre mercado naufrague antes de cumplir metas plausibles. Y porque anhelan

que un mercado libre, abierto, múltiple y grande caracterice el intercambio entre los contratantes, es por lo que dieron a conocer el resumen. Para que anulemos las ilusas expectativas y nos apeguemos a la realidad.

La parte del informe dado a conocer la semana pasada en la capital estadounidense aconseja la adopción de medidas que no se han contemplado.

La lucha contra la corrupción es la menos relevante, pues las trascendentes tienen que ver con la organización de nuestros países en lo tocante a lo político y lo económico. Si hacemos países ordenados, reduciremos el dolo a la mínima expresión. Pero eso es lo que no queremos, ordenarnos.

De ahí que gente como yo aspire a que el Congreso federal estadounidense inicie debates infinitos y prolongue el período durante el cual sostenga sus discusiones. Este espacio de tiempo, tal vez, pueda servirnos para conocer primero, y entender después, el informe del Banco Mundial, que ya será conocido. Porque el TLC al que se refiere el Banco Mundial no es el que ha pregonado y defendido Hans Hertell.

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