El todo, no sólo una parte

El todo, no sólo una parte

BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
El alerta de mi hermano Claudio Caamaño sobre la conversación que tuvo con unos coroneles del ejército, va más allá de la simple denuncia de que el descontento ha llegado tan hondo que hay gente capaz de pensar en la interrupción del orden constitucional.

Voces malsanas han intentado tergiversar el alerta de Claudio tomando sólo una parte de su exposición, originada en Puerto Plata y repetida más de una vez: el descontento popular fruto de la política de espaldas a los intereses populares crece constantemente.  La gente de este gobierno y aquellos a quienes engañó el fuego fatuo, fue muy buena en la oposición inventando, denunciando, magnificando y prometiendo lo que sabía era imposible cumplir.

Lo peor es que criticaron y dijeron una cosa y ahora están haciendo lo mismo, por ejemplo veamos cuántos préstamos han cogido al extranjero.

Prometieron una política de austeridad y nada más en el sueldo mensual de un alto funcionario se gasta más que en el sueldo que ganaría un policía raso en más de 20 años.

El gobierno ha resuelto, y eso no se le puede regatear, que haya luz cuando el sol esté afuera. Ese es un gran logro.

También que los campos, los barrios y los pueblos tengan agua en abundancia cuando llueve, tanta que se inundan todas las calles mal construidas sin que nunca ningún ingeniero haya sido sometido a la justicia o pagado los vicios ocultos de las obras.

La gente de este gobierno, y los engañados por ellos, criticaron, denunciaron y amenazaron con enjuiciar a los corruptos del gobierno anterior.

Hemos visto el desfile de funcionarios acudir ante los tribunales acusados de sandeces tales como la forma en que fueron asignados invernaderos cuyos usufructuarios pagan religiosamente los créditos bancarios tomados.

Hemos escuchado funcionarios de este gobierno escupen hacia arriba al hablar de los beneficios de los invernaderos y de cómo los mismos aumentan la producción y la productividad de bienes agrícolas que se venden en el mercado nacional y en el mercado internacional.

Hemos visto cómo sentencias de la Suprema Corte de Justicia no son ejecutadas por el Ministerio Público, y la Suprema, en un papel de Pilatos que no le asignan la Constitución ni las leyes, calla ante el incumplimiento de sus sentencias, mientras castiga con todo el rigor fallas menores de algunos jueces.

Hemos visto cómo el gobierno engaña al pueblo y aumenta excesivamente los impuestos, le saca el dinero del bolsillo y asalta el fisco con sueldos lujosos para su gente.

Hemos visto cómo continúa el deservicio de energía eléctrica que pagamos a precios escandalosos, sin que ninguna instancia oficial sea capaz de detener esta orgía de abusos que sufre el pueblo que aunque no tenga el servicio ve, mes tras mes, cómo sube la factura de la electricidad.

Y paro de contar.

A esos y otros problemas es que se refiere mi hermano Claudio Caamaño.

Lo que ocurre es que sus malsanos contradictores quieren desviar su alerta, como si el país fuera un lecho de rosas y viviéramos bajo la bonanza de una danza de los millones.

Tampoco justifico una asonada militar. Ya eso no se usa. Ahora los gobiernos se cambian por votos en elecciones al término del mandato, mediante un referendo o por sucesivas oleadas de manifestantes que fuerzan a que dejen el poder los que lo tienen y no saben qué cosas buenas hacer con él.

No veamos sólo una parte del alerta de Claudio, veamos, pensemos y estudiemos el todo.

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