El trabajo político de los embajadores

El trabajo político de los embajadores

Un curioso caso de la diplomacia se ha generado en el país desde que el PLD ha estado en el gobierno. Por un lado, se ha hipertrofiado la carrera diplomática, y por el otro, numerosos embajadores, acreditados en el exterior, pasan más tiempo en el país que en las sedes donde fueron  acreditados al ser aceptados por gobiernos amigos.

Las sedes diplomáticas y consulares del país son el refugio de los favoritos del gobierno morado, nombrando a los más conspicuos personajes, algunos hasta con expedientes judiciales. Esos diplomáticos a la carrera tienen el descaro de recibir sus sueldos localmente, sin estar en sus sedes, tan solo el día que presentaron sus credenciales. Mientras que aquí los vemos realizando trabajos políticos y amarrando y deshaciendo entuertos en torno a las conveniencias de la figura presidencial.

El Diario Libre, en su edición del pasado día 24, en su cáustica y bien informada columna De Buena Tinta, se asombraba de esos embajadores en sus casas, mientras sus sedes permanecen desiertas de una cabeza, sin aparecer una autoridad que les ordene reintegrarse a sus cargos o destituirlos.

La excusa de esos embajadores, cobrando en dólares en el país, es que le están realizando trabajos especiales al presidente Fernández, cosa que ahora en estos tiempos no se justifica, ya que las elecciones están muy lejos y no hay problemas de envergadura, que la sapiencia de ellos fuera necesaria para resolverlos.

Se pudiera pensar que ahora, con eso de la reforma constitucional, se necesitan de muchos amarres para evitar que se distorsione el provecto de la nueva Constitución que busca introducir la reelección. En el resto de América, la ola de redentores políticos de izquierda han logrado modificar las constituciones de sus países para mantenerse en el poder sin límites. Así lo ha logrado Correa en Ecuador el pasado domingo 26 y por ahí viene zumbando la reelección de Morales en Bolivia.

Por igual, esos especiales embajadores de sede local se presentan para ser cabilderos de los más variados negocios, cuyos promotores lo han contactado en el breve tiempo que han permanecido en los países donde fueron acreditados. Ellos se convierten en abanderados de los proyectos más variados, en especial en el otorgamiento de concesiones, plantas de energía renovable, presas, acueductos, etcétera.

Es una burla y un descrédito a la diplomacia criolla, que esos diplomáticos actúen como chivos sin ley y no haya una autoridad que les ordene retornar a sus sedes. Quizás los países anfitriones, por educación y delicadeza, no le hacen ver  a la Cancillería dominicana su disgusto por esa desatención, tan peculiar de la diplomacia criolla, que varios han sido muy condescendientes con los  dominicanos que les soporta sus errores y la pobre calidad de quienes son nombrados en los cargos para el exterior.

EI país observa ese peculiar conducta del improvisado cuerpo diplomático, superabundante en algunos países, y en otros, por ausencia del embajador, las funciones de representación quedan por mucho tiempo en manos de jóvenes inexpertos que a veces logran esos cargos para ir a estudiar y sus padres son complacidos por el poder, por sus enllavaduras con el mismo.

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