El transporte de pasajeros: de mal en peor

El transporte de pasajeros: de mal en peor

La deficiencia del servicio de transporte de pasajeros, el colapso del sistema educativo, del sistema energético y la naturaleza de los sistemas político y de partidos son los factores fundamentales que impiden el aprovechamiento de las potencialidades que tiene este país para su desarrollo. El entramado de relaciones clientelistas, prebendalista y de corrupción en que discurre la vida de la política y de los políticos dominicanos explican el colapso de esos servicios.

En el caso del sistema de pasajeros y de mercancías es donde más evidente se hace dicho entramado de relaciones. Desde hace cuatro década, los gobiernos de turno han hecho de los gremios choferiles uno de sus soportes para sus proyectos de poder. Balaguer, antes de salir del país en el 1961, repartió  carros para el concho entre los choferes, en los gobiernos de Hipólito y Leonel se repartieron los famosos carros de concho llamados pollitos y garzas.

Ningún gobierno ha hecho esfuerzo serio para establecer un sistema de transporte de pasajeros, con la amplitud, sostenibilidad y sistematicidad que demanda una economía, que como la nuestra, ha crecido más que ninguna otra en la región. Ningún síndico de las principales ciudades del país se ha interesado en que la ciudad que administra tenga un sistema de transporte colectivo donde las rutas las trace el ayuntamiento y no los gremios.

Ningún sistema de transporte de pasajeros que esté en manos de gremios privados sin ninguna sujeción a normas de interés colectivo o público puede garantizar una red de transporte que incluya todas las áreas urbanas para garantizar el transporte a toda la población. Estos gremios sólo operan algunos corredores que le son rentables y eso desvincula de la ciudad a grandes sectores sociales. Así no hay economía urbana que se desarrolle.

Entre los argumentos que esgrimieron  algunos funcionarios del presente gobierno para la construcción de la primera línea del Metro, que según la OTTT sólo transporta un o.1% de pasajeros, es que con este medio de transporte se eliminaría el caótico, caro y deficiente sistema de los carros de concho. Se esgrime este argumento, pero el gobierno sigue fortaleciendo los gremios privados, a través de promesas de incorporación a las pretendidas redes alimentadoras del Metro y facilidades fiscales para la “renovación” de la “flotilla” de los empresarios privados del transporte, al tiempo que deja que colapse el sistema de autobuses del transporte público.

Se negocia una “renovación” con la aberrante propuesta del pago de un impuesto  de un peso a cada por galón de gasolina que se consuma. De manera arbitraria, por politiquería, todo consumidor de gasolina se vería obligado a contribuir con el mantenimiento de un sistema de transporte ruinoso para los usuarios, para la economía de la ciudad y para el país.

Algo sólo posible en un sistema político que discurre en la más rampante e irresponsable desidia de diversos sectores de la vida social, política y económica, que ven cómo el sistema de transporte de pasajeros y de mercancías del país va de mal en peor.

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