El transporte: ¿Una solución?

El transporte: ¿Una solución?

Definitivamente, Diandino Peña tiene mucho más influencia en el poder que cualquier Secretario de Estado. También resuelve complejos problemas para el gobierno pero a costos muy altos, cuyos montos reales nadie llega a conocer. Las grandes obras de ésta y la anterior administración del PLD, estuvieron bajo su dirección, pero matizadas por un total descontrol en sus costos. El valor del Metro, de los elevados y de los túneles, son secretos de Estado y cuando dan cifras, estas apenas representan los decimales.

Aun así hay que reconocer que si la agricultura tuviera a un Diandino, abundarían los créditos subsidiados y los agroquímicos baratos, pero para eso se necesita que los productores se organicen para hacer huelgas y no producir alimentos.

No obstante, gracias a la mediación del Director de la OPRET, el gobierno se quitó temporalmente un problema de encima ofreciéndole a los transportistas casi todo lo que querían, especialmente subsidios a los combustibles durante seis meses, a cambio de congelar los pasajes. ¿Cuánto costará eso? Difícil saberlo, y más si el subsidio está sujeto a un precio determinado de los combustibles a partir del cual cada uno (transportistas y gobierno) cubrirá el 50% de los aumentos. Pero no se sabe a cuánto llegará el precio del petróleo ni tampoco el subsidio al Metro, que se estima en varios miles de millones al año a partir del 2009.

El problema es que eso agudizará el déficit fiscal y si no buscan ahorros en otra parte, la gente que usa el transporte público, terminará pagando mucho más dinero para movilizarse que el simple aumento de las tarifas. Porque el fisco no soporta más déficit sin que la economía entre en una fuerte recesión, con alta inflación, desempleo masivo y tasas de intereses crecientes. Y estas no son predicciones teóricas sino algo que ya sufren en carne propia todos los dominicanos.

Pero en seis meses es posible que lleguen los 300 autobuses que se ordenaron a Brasil para la OMSA, que aunque están listos para embarque, el gobierno no tiene con qué pagarlos. Una vez esas unidades estén circulando, el acuerdo con los transportistas estará llegando a su fin, lo que fortalecerá la posición del gobierno para neutralizar los potenciales paros que se avecinan en caso de suspender ese costoso subsidio.

Soluciones de este tipo no son sostenibles por mucho tiempo, aunque resulten tranquilizadoras en la situación de incertidumbre y angustia en que viven los dominicanos. Recordemos también que hay otros sectores prioritarios que necesitan ayuda, como la agricultura, aunque eso es marginal para el gobierno ya que los productores no asustan a nadie.

En fin, todo ello hace obligatorio una profunda reestructuración del gasto público, que no se puede limitar a un plan de austeridad. Hay que ahorrar mucho dinero pero al mismo tiempo hay que reorientar el gasto, eliminando de raíz muchos subsidios perversos y los incontenibles derroches gubernamentales. No hay otra salida.

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