El tremendo optimismo de Leonel

El tremendo optimismo de Leonel

Al escuchar y después leer el discurso del presidente Leonel Fernández del 27 de febrero ante el Congreso Nacional, no se puede menos que resultar maravillado por el optimismo que destila en todos los aspectos,  y aunque se tiene la impresión que está desbordado y va camino a un gran tropiezo, cualquier ser racional e interesado en el bienestar del país debe desear que tenga razón.

Por encima de cualquier cosa resalta la extraordinaria capacidad comunicativa del doctor Fernández, tanto que gran parte de quienes le escuchan terminan creyendo los sofismas en que frecuentemente incurre. Se despierta a la realidad cuando se recuerda que en septiembre pasado el mandatario dominicano dijo en Nueva York que “lo peor de la crisis financiera internacional ha pasado” y que no sabía cómo podría afectar al país. Desde el día siguiente fue cuando cogió velocidad la crisis con el derrumbe de Wall Street que obligó al presidente Bush a tres intervenciones televisivas en una semana. A casi seis meses todavía lo peor no acaba de pasar, pese al salvataje de 700 mil millones de dólares de Bush y el de 790 mil millones de Obama.

En algo ha avanzado el presidente Fernández en el reconocimiento de la realidad, pues ya sabe que tenemos “amenazas externas”, aunque en el contexto de su discurso no acaban de aparecer las previsiones y rectificaciones que la generalidad de los economistas y agentes económicos consideran necesarias. Por un lado una reestructuración del gasto con más claras prioridades, rectificación del creciente endeudamiento externo e interno, austeridad y firme cumplimiento de las leyes, como la de compra y contratación de obras y servicios, llamadas a reducir el dispendio y la corrupción. Por otro la puesta en marcha de un programa de incentivo a la producción y fomento del empleo y la competitividad.

Pero el presidente no sólo contradice a todo el mundo, al extremo de sostener que el año pasado sólo se perdieron 3 mil empleos en las zonas francas y que a ese sector “le aguarda un gran futuro”, que las remesas y el turismo no serán afectados por la crisis, aunque todos los organismos internacionales, evaluaciones y reportes dicen que sí. Llega al grado de contar con inversiones turísticas por 14 mil millones de dólares, aprobadas en los últimos meses, ignorando que la mayor parte eran proyectos que su anterior secretario de Tutrismo mantuvo parados durante años que, ahora, en otro escenario internacional totalmente distinto, habría que ver si podrán materializarse.

Aunque por un lado  concede que la reactivación económica pasa por un programa de flexibilización monetaria, por el otro llega al grado de avizorar que gracias a nuestras altas tasas de intereses es posible que “la catástrofe de la crisis mundial pudiera eventualmente convertirse en una gran oportunidad para el desarrollo de la República Dominicana”, entre otros factores por la desconfianza en los bancos de los países en crisis,  esos pobres países desarrollados.

Vuelve a contradecir los vaticinios internacionales cuando cuenta con un financiamiento externo en volúmenes que no recibimos ni en los mejores tiempos del crecimiento económico internacional. Cuenta hasta con 300 millones de dólares de Petrocaribe que sólo podrían obtenerse en caso de que el petróleo duplique su actual precio este año, lo que, de ocurrir, traería otras serias complicaciones.

El presidente Fernández cantó loas a su Cumbre de las Fuerzas Vivas pero fueron muy pocas las resoluciones que concretó: Apenas 4 mil millones de pesos más para Educación, dependiendo de financiamiento externo, apenas  l.2 por ciento del Presupuesto, pese a ponderar que es el pilar fundamental del desarrollo. Ninguna referencia al paquete de leyes que se demandó cumplir, ni a austeridad ni ataque real a la corrupción, remitiendo a la natimuerta Comisión Nacional de Etica y al liquidado Departamento de Previsión de la Corrupción Administrativa. Por ningún lado asomaron los incentivos ni las exenciones reclamadas por los sectores productivos, ni incentivos específicos a las micro y pequeñas empresas. Ni la menor rectificación del presupuesto. Los megaproyectos siguen como si nada nos afectara.

 Releyendo el discurso donde se pinta un país que en todo es “pa’lante que vamos” cualquiera llega a recriminar al presidente que no anunciara una cruzada nacional contra el Foro Económico Mundial cuya última evaluación acaba de colocarnos en el último escalón entre 134 naciones en materia de calidad de la educación, en el 133 en calidad del suministro energético, en el 132 en clientelismo y en el 131 en derroche gubernamental.

Sólo el paso de los meses dirá si el exagerado optimismo del presidente Fernández tenía fundamento o si pagamos un mayor precio por no haber hecho las importantes  rectificaciones en el modelo de desarrollo que agotamos y en el enorme dispendio de nuestros exiguos recursos. Con toda sinceridad debemos rogar para que el mandatario esta vez tenga razón.

Pie

Hoy/ Wilson Morfe

Publicaciones Relacionadas