El tren que se llevó la soberanía

El tren que se llevó la soberanía

Para China, su almirante Zheng He descubrió América en 1421, Colón llegó tarde, 71 años después. El error histórico porque el emperador no tenía mucho interés en aventuras marinas y Zheng He, que no reclamó, murió en campaña contra los mongoles cuando regresó en 1423.
La presencia de Pekín en la región no es para discutir el tema académico, su interés es acumular reservas internacionales con el comercio, prestando e invirtiendo en infraestructuras que aporten al megaproyecto de interconexión mundial «La Nueva Ruta de la Seda».
Tenemos dos desafíos: evitar que el viento sople solo para su lado, y manejar con sabiduría las relaciones , salvaguardando los intereses nacionales, evitando conflictos con los Estados Unidos. Solo así las relaciones podrían resultarnos favorables en el mediano y largo plazo.
Nuestro gobierno, que debe iniciar un proceso de reducción de la deuda con respecto al PIB, no debe endeudarse para construir el ferrocarril de pasajeros y cargas Santo Domingo-Santiago. Tampoco dar concesiones ferrocarrileras. Si empresarios chinos le ven rentabilidad y/o potencialidad al proyecto, deben ganar una licitación pública internacional que se destaque por su transparencia. Preparada tomando en cuenta la historia del Ferrocarril Central Dominicano que conectó a Santiago con Puerto Plata, porque como escribió el historiador E.H.Carr, el presente debe configurarse partiendo del pasado.
Para construirlo, Lilís endeudó las finanzas públicas, controladas indirectamente por Washington a través de la Santo Domingo Improvement Company desde mediados de 1892. Su presidente, Smith M. Weed, era amigo íntimo del presidente de Estados Unidos Grover Cleveland. Compró la deuda externa dominicana que estaba en manos de la Westerndorp desde 1888, cuando el mismo Lilís liquidó el préstamo de la Hartmont que había sido contratado por Buenaventura Báez en 1869.
La gestión de Weed fue un fracaso total, controló las finanzas públicas a través de dos compañías: «Finanzas San Domingo», que se encargaba de comprar y vender bonos en el exterior, y «Ferrocarril Central Dominicano», para construirlo y administrarlo. Aceleró el endeudamiento externo del país en el periodo 1893-1897, de US$5 millones a US$35 millones. Se quedó con la mayor parte del dinero y solo construyó 17.7 kilómetros del ferrocarril, que con bailes, desfiles cívicos e inauguraciones públicas, Lilís puso en funcionamiento en 1898. Mon Cáceres construyó el ramal Santiago-Moca.
En 1901 Juan Isidro Jimenes expulsó del país a Weed, quien reclamó US$11 millones para ceder sus derechos sobre el Ferrocarril Central. Se transó por US$4.5 millones reconocidos en julio de 1904 por un Tribunal de Arbitraje en Washington. De la recaudación anual del Fisco de US$2 millones se debían utilizar US$1.2 millones para pagar intereses y principal de la deuda externa, incluyendo la de Weed.
El tren se llevó la soberanía del país porque para asegurar el pago Theodore Roosevelt impuso la Convención Dominico-Americana en 1905. El control de las finanzas públicas y la política se extiende hasta que se transfiere al gobierno dominicano la recaudación de los impuestos de aduanas en 1940, cuando cerró sus puertas la Receptoría General de Aduanas dirigida por el gobierno estadounidense.
La historia contada del Ferrocarril Central Dominicano deja enseñanzas que nuestras autoridades deben tomar en cuenta para descubrir situaciones que nos pueden resultar adversas en los acuerdos firmados con China para financiar infraestructuras.