El triunfalismo no es opción

El triunfalismo no es opción

A Ana María Acevedo, en justicia

Por Nelson Marte

De cara a los próximos desafíos electorales Luis tiene ganada la percepción de victoria en cualquier escenario.

La importancia de esa percepción se revela en S. Juan 1:1-25 en La Palabra: Primero era el Verbo, y en la sabiduría criolla: la mitad del pleito se gana con la boca.

Esa percepción es fundamentada: La adecuada administración de las adversidades llegadas al país en los últimos 3 años, verbigracia coronavirus, alta inflación, indicios de recesión, y la violencia que azota a todo el mundo, le han permitido al presidente Luis Abinader mantener una aprobación ciudadana de 65 a 70%, y una intención de voto que se encarama al 60%.

Todavía tenemos carencias y deficiencias heredadas, pero en el hondón de su conciencia la gente sabe que los cambios no suceden de golpe en las democracias y que los intentos de hacer cambios radicales y abruptos han fracasado.

Podemos estar deseosos de ir más rápido, pero sabemos que, por primera vez en años, vamos en la dirección correcta.

Por eso, quienes reconocen las acciones de Luis deben salir de la zona de confort que crea la percepción de victoria.

Deben seguir convenciendo a sus familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos y a todo el que se encuentren en el camino sobre la importancia histórica que tiene para nuestro país que Luis nos empuje por 4 años más.

Mientras más nos alejamos de la impunidad, el descalabro institucional y la corrupción que sufrimos de 1996 a 2000, 2004-2020, más difícil se la ponemos a aquellos que quieran venir a gobernar el tesoro público sin la pulcritud y la integridad que nos merecemos.

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