El triunfo de una tesonera voluntad

El triunfo de una tesonera voluntad

CÉSAR PÉREZ

Con tesón, voluntad e inteligencia, una amplia coalición de fuerzas políticas y sociales ha podido barrer al PLD de su cuasi absoluto poder. Reinó por veinte años, y la dimensión del daño institucional, político y moral que esa colectividad política le ha ocasionado a la sociedad dominicana, en lo inmediato, difícilmente podrá establecerse.

Sin embargo, no es difícil pasar un balance objetivo sobre el proceso de lucha de ese amplio arcoíris de actores y sujetos políticos/sociales que ha culminado con resonantes triunfos en las elecciones del 15 de febrero y del 5 de julio.

Ese balance es pertinente, pues toda derrota de un régimen autoritario deja lecciones positivas, al tiempo de, generalmente, destruir equívocos, mitos, y cuestionar viejas formas de hacer política.

Como grupo político, PLD se embuchó los remantes del trujillismo/balaguerismo, es el único partido, después del ajusticiamiento de Trujillo, cuyos gobiernos tuvieron dos diputados del régimende ese dictador.

Con la herencia de la cultura del absolutismo/latrocinio, amasó tal poder económico y político que se convirtió en fuerza casi autónoma frente a importantes grupos económicos y de otros poderes fácticos.

Ante eso, surgieron los equívocos de que era invencible, la “flojera” de la oposición, la falta de líder opositor fuerte, que sólo las catástrofes económicas “tumban gobiernos”, que con esa “JCE parcializada” no se vencía.

También, descalificación del método de encuestas y que, por sus ingentes recursos, al partido/gobierno no se podía vencer electoralmente.

A ese pesimismo de limitada inteligencia política, venció el optimismo de la voluntad. Y no sólo el optimismo de quienes siempre dijimosque en otros países se habían derrotadoelectoralmente gobiernos con iguales o peores características antidemocráticas que el PLD, sino la voluntad de cambio de cientos de miles de personas que marcharon en Marcha Verde, protestaba en Plaza de las Banderas, en barrios populares y de capas medias.

Fueron esas acciones, correctamente interpretadas por los partidos de la coalición democrática, y no la división del PLD,las que en última instancia determinaronlas victorias electorales.Es más, antes de esa división las encuestas daban ganador al PRM, y los votos que este obtuvo fueron superiores a la suma de los obtenidos por el PLD/FP.

La naturaleza del poder derrotado, los factores y actores que determinaron esa derrota, un Congreso con varias caras nuevas y de valía, un nuevo presidente comprometido con el principio de la separación del poder judicial del ejecutivo y que practica el liderazgo colectivo, son indicadores de que estamos ante el inicio de un nuevo régimen, con posibilidad de establecer nueva relación entre sociedad y política/instituciones que puede ser trascendente.

Pero, recordando a Carr, aún en regímenes surgidos de fracturas violentas del orden social, en la lucha entre las fuerzas de la continuidad (del pasado) y del cambio, con el tiempo, los sedimentos de la continuidad pueden terminar imponiéndose sobre las del cambio.

De esa suerte de ley, no han podido escapar muchos procesos de intentos decambio.
Afortunadamente, esa tendencia no es ineludible, la refiero para advertir que desde su inicio todo nuevo régimen debe enfrentar los grandes retos del presente para evitar las amenazas de las fuerzas del pasado.

Surgido en medio de una enorme crisis económica/sanitaria local y mundial, este nuevo régimen está compelidoa mantener una tesonera voluntad de cambio para derrotar por siempre el dela corrupción e impunidad que por 20 años mantuvo el PLD.

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