El turismo…bla,bla,bla,bla

El turismo…bla,bla,bla,bla

Es el buque insignia de la economía dominicana y donde deberíamos ser altamente competitivos. Pero lamentablemente, estamos perdiendo la batalla.

Hasta el Canciller dice que hay que impulsar el turismo de Samaná, aunque sus declaraciones no pasan de meros enunciados. Para colmo, las autoridades acorralan a la compañía privada de energía Luz y Fuerza de Las Terrenas, en vez de preocuparse por mejorar la infraestructura del pueblo, donde las calles y la carretera a Sánchez se asemejan a los cráteres lunares. 

Lo de Puerto Plata ya cansa y semanalmente algo se publica respecto a las malas condiciones del Puerto, la baja calidad hotelera, los secuestros de turistas, los robos y crímenes y los problemas de saneamiento ambiental. Pero nada pasa. 

Cada cierto tiempo resurge el tema del desarrollo turístico del sur, pero después todo se esfuma.

En el hermoso Bávaro, faro del turismo masivo, estafan a muchos compradores de propiedades, afectando nuestra imagen internacional y donde ni los dominicanos en el exterior se salvan de esos timadores hipotecarios. También la zona está infectada de delincuentes, lo que limita el desplazamiento de los turistas fuera del “todo incluido” reduciendo sus gastos por día. 

La carretera Bávaro-Punta Cana es un peligro público y aunque el sector privado cumplió con su parte, el gobierno no acaba de cumplir la suya para dejar esta obra terminada. Igualmente, las rutas a Uvero Alto y Miches requieren concluirse urgentemente. 

Juan Dolio, con un desarrollo acelerado en la construcción de apartamentos, villas y comercios, tienen su principal avenida deteriorada, donde la limpieza brilla por su ausencia y la falta de ordenamiento territorial amenaza con arrabalizarlo todo. ¿Y Boca Chica? EPD.

Recientemente, en un informe técnico presentado por expertos del Centro para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard, contratados por el Gobierno, se concluye que el turismo dominicano está perdiendo competitividad y hace importante recomendaciones para su relanzamiento. 

Llamaron la atención de que a pesar de los cuatro millones de turistas que nos visitan, el gasto promedio por noche apenas llega a US$107.0, el más bajo de 17 destinos turísticos similares al de República Dominicana.

Como respuesta, el Ministro de Turismo rechaza la pérdida de competitividad y cuestiona los resultados de esos informes. 

Y este es el gran dilema dominicano. Los funcionarios no aceptan críticas de ninguna naturaleza porque para ellos todo marcha sobre ruedas. Jamás reconocen los problemas en su sector aunque sean expuestos por los más prestigiosos expertos del mundo. Siempre viven a la defensiva y anunciando nuevos proyectos ya que en su mente prevalece el trasfondo político de la noticia, sin importar lo demás. 

El turismo necesita una acción rápida y contundente del gobierno, no palabrerías. Y una meta firme: atraer 6 millones de turistas en el 2014, porque estamos retrocediendo. Para eso hay que invertir los préstamos donde se genera gran parte de las divisas y no seguir botándolo en obras urbanas faraónicas de corte populista. Urge rehabilitar la infraestructura alrededor de los polos turísticos, donde hay cientos de obras prioritarias que tienen años en carpeta. Es impostergable eliminar los focos de delincuencia. Hay que acabar con la arrabalización, preservar el medio ambiente e invertir en el ornato y la limpieza, que es lo más valorado por el visitante extranjero. Hay que aumentar los ingresos por visitantes, explotando el turismo de conferencia, los bellos campos de golf, los atractivos medioambientales y los lugares de interés histórico. Hay que garantizarles seguridad jurídica a los inversionistas y meter preso a los defraudadores hipotecarios. 

El panorama aterra y si no actuamos rápido, estamos muertos.

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