El turismo local se vuelca hacia otro punto cardinal. En el noreste, la península de Samaná  ha ido ganando un terreno privilegiado frente a Puerto Plata que  de ser princesa consentida  pasó a   cenicienta.

Mucho tiempo transcurrió para que se confiara en el potencial de esta bellísima península,  pero más vale tarde que nunca, de eso están conscientes los hoteleros de la zona, de ahí que se congregaran en un clúster, bajo la sombrilla del Ministerio de Turismo y decidieran apostar por el fortalecimiento de la industria sin chimenea en esta parte del país.

A Samaná le sobran atractivos, sobre todo naturales, sus playas,  pintadas de un tono verdeazulado, junto a su espesa vegetación con predominio de cocoteros, permiten  observar, mientras se va en marcha por la carretera, un paisaje sin igual, detalle que marca diferencia con la región Este, principal polo turístico de país, donde para apreciar  la belleza de su entorno, quien llega, necesariamente  tiene que hospedarse.

Hoy día, Samaná es reconocida como el segundo polo turístico del país, aunque para que  logre su total despegue, a  juicio de Henry Ulloa, gerente general del hotel Grand Paradise, se deben superar varias asignaturas pendientes. Una de estas, es que los hoteleros dejen de subsidiar los asientos vacíos que llegan  por la aerolínea JetBlue, compromiso contraído en procura de tal fortalecimiento y que se mantenga la frecuencia de los vuelos que llegan a la zona.

Factores del desarrollo. Las ventajas de poseer los aeropuertos internacional Juan Bosch (Catey) y Arroyo Barril,  la autopista Juan Pablo II, que reduce a dos horas el trayecto de quienes salen de Santo Domingo y un puerto para cruceristas han influido de forma positiva en su desarrollo.

En adición, sus reconocidos atractivos naturales: el Parque Nacional Los Haitises, el Salto El Limón, Cayo Levantado, el Santuario de Observación de las Ballenas Jorobada y la Bahía de Samaná, hacen de este destino el refugio idóneo para descansar. ¡La invitación está abierta!.