El último faraón

El último faraón

Es posible que cuando esta entrega a HOY se publique en esta fecha, el último faraón egipcio, Hosni Mubarak, 30 años en el poder, elecciones sucias, corrupción en la última cota, hubiese abandonado al país y a sus conciudadanos que maltrató y sojuzgó.

Desde el 25 de enero último, las manifestaciones tumultuosas en la plaza cairota Tahrir (Liberación), no han amainado, no obstante la camuflada represión de policías vestidos de civiles y enfermeros.

Mubarak heredó el poder, siendo vicepresidente, cuando el presidente Anwar El Sadat cayó asesinado el 06-10-81 por miembros de su escolta militar en El Cairo, por propiciar la paz con los israelíes, crimen que Mubarak nunca dispuso investigar, contentándose con heredar el poder.

El derrocamiento del presidente de Túnez, Zine El Abidine Ben Ali el 17-01-11 y el caldero en ebullición en Yemen para derrocar al presidente Alí Abdalá Saleh, en el poder desde 1990, permite apreciar una estrategia del imperio para comenzar eliminando a sus socios y secuaces en el Magreb, Oriente Próximo y la Península Arábica, el hedyaz de la dinastía saudí, para luego enfilar contra los contestatarios que no han entrado al redil, Siria, Irán, los talibanes afganos e iraquíes.

Este novedoso proceso permite percibir una apertura sin referencias para el imperio, en la cual Hosni Mubarak ha quedado en la reiteración de siempre, un amanuense del imperio que ha servido de alicate y muro para acorralar a los palestinos de la Franja de Gaza y obligarlos a ceder ante el Estado de Israel, como consiguieron con Mahmad Abas en Cisjordania, que también ha quedado como una marioneta del imperio y del Estado judío. Solo Ismail Haniyeh ha resultado indemne, Y más que eso, victorioso, porque en la Franja de Gaza no hay un solo israelí, contrario a Cisjordania plagado de asentamientos y colonos judíos.

Es una experiencia nueva para israelíes, el imperio y el teatro del Magreb y el Cercano Oriente. Expectante.

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