El último gran apóstol

El último gran apóstol

En el inicio de su ministerio, Jesús escogió a doce hombres a quienes constituyó sus discípulos. El objetivo fue para que aprendieran los principios del evangelio y para que fueran testigos de los milagros y resurrección de Cristo.

Con su traición, Judas Iscariote se desvió del llamado. Se ahorcó (Hechos 1:16-20).

En una reunión de los restantes discípulos, se decidió que un hermano de nombre Matías fuera el sustituto.

En Hechos 1:21-22 se establece que para ser apóstol había que estar con el Señor desde su bautismo hasta su ascenso al cielo.

Mathew Henry afirma que lo fundamental era ser testigo de la resurrección sobre la cual testificarían al mundo (pág. 1507).

La otra gran autoridad en Biblia, J. Vernón MacGee indica que el verdadero líder que completó el número de los 12 fue Pablo.

El versículo fundamental que usa para este planteamiento certero es  Gálatas 1:1 en donde el apóstol dice: “Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos)”.

Según el doctor Henry estos requisitos indican claramente que el ministerio apostólico se limitó estrictamente al primer siglo de la iglesia.

Matías fue escogido por reunir esas condiciones, pero el doctor MacGee dice que aún así nunca pudo ser el verdadero sustituto.

“Es  que fue escogido por el hombre y no por el Espíritu Santo, puesto que todavía este no había descendido y la iglesia, tampoco, existía. Ocurrió después de pentecostés (Hechos 2)”, expone.

Eso explica la razón por la cual Matías cayó en un anonimato tan grande mientras que Pablo, el apóstol “abortivo”, pasó a ser el gran líder del evangelio fundando y organizando iglesias al tiempo que dejaba un gran legado teológico profundo sobre la fe.

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