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Uncas fue el último cacique de la tribu hurones que enfrentó a los ingleses en su accionar imperialista de dominar el territorio el América del Norte y que inspiró al extraordinario escritor James Fenimore Cooper a escribir en 1826 su más célebre novela de 32 que escribió, con ese título.
Antonio Cosme Imbert Barrera, fallecido el 3l de mayo reciente, fue el último tiranicida la noche que se hizo luz del 30-05-1961 que eliminó el cuerpo físico del generalísimo Rafael Leónidas Trujillo, no así todas sus lacras que perviven hasta hoy.
Cosme era un desconocido segundo nombre del intrépido y lampiño de miedo general que con arrojo digno de las odas épicas de Homero disparó para acabar con el tirano que sojuzgaba y desconsideraba a todos por 31 años y que terminó sus días como inició su cruel satrapía.
El nombre de Cosme seguro lo puso el progenitor del general tiranicida por su enllavismo con Cosme Batlle, una de las tres familias que iniciaron la oligarquía dominicana junto a Juan Vicini Canepa y el banquero Santiago Michelena, protegidos del dictador Ulises Heureaux, el terrible Lilís.
El general tiranicida que acaba de remontar el éxodo escarpado hacia las regiones ignotas luego de desmaterializarse, volvió las espaldas al origen de su motivo tiranicida de fundar la aurora de la libertad cuando se prestó a desobedecer la voluntad popular expresada en la primera consulta electoral post Trujillo el 20-12-1962, para derrocar al presidente Juan Bosch. Imperdonable.
Voces expresadas luego de las exequias del general tiranicida asoman ungir al Panteón Nacional los restos del Último Mohicano, algo que nunca se ha mencionado con Jacobo de Lara y Ramón Cáceres, magnicidas de Lilís.
Gloria y Repudio, idéntico a Pedro Santana con Antonio Cosme Imbert Barrera.