Anthony Ríos fue un gran amante de las mujeres. En todos los sentidos que admita la frase. A este cantautor lo delatan las letras de sus composiciones, en las que exaltó, valoró, defendió y hasta justificó al género femenino.
Pero su devoción por ellas fue mucho más evidente y trascendental cuando escribió historias de mujeres para ser interpretadas por artistas femeninas. Aquí su sensibilidad, desdoblamiento artístico y capacidad de entender y ponerse en la piel de ellas es, sin dudas, admirable.
En las canciones escritas para las solistas de los 80, Anthony Ríos impuso sistemáticamente un discurso con carácter y empoderamiento contundentes. Con poesía inteligente de versos subversivos, él le dio voz de libertad e independencia a las mujeres que en esa década se abrigaban bajo las imposiciones del patriarcado.
Se podría afirmar que esas canciones que el artista “sembró” en las voces de baladistas populares como Jackeline Estévez, Vickiana, Shiomara, Yolandita Monge y Edilí empezó en el inconsciente colectivo de la época un movimiento de contracultura, casi premeditado por el compositor, en favor de la lucha por la equidad de género.
Porque eso fue Anthony Ríos, un feminista que luchó con la virtud de su lírica en favor de las mujeres, sus musas, esas que lo inspiraron toda su vida. Por eso es casi una ironía y hasta un homenaje a su causa que su sentida partida física se produjera en marzo, Mes Internacional de la Mujer.
Si analizamos sus canciones, resulta evidente que las mujeres del imaginario de Anthony Ríos no son sumisas ni codependientes, en cambio sí voraces defensoras del derecho a la igualdad del placer. Esas heroínas anónimas que describe en sus versos reclaman su derecho al amor, al afecto, pero, sobre todo, a su sexualidad. Como se advierte en Crisálida (conocida por muchos como Ámame), canción que en 1982 compuso para Jackeline Estévez, y que declara:
Ámame, que quiero
despertar de la niñez
Ámame, enséñame
contigo a ser mujer
Ámame, disfrázame la vida de ilusión
Ámame, la niña que
hubo en mi vivió hasta ayer
Ámame, con esa sin
razón de la pasión
Ámame, que sea contigo lo que habrá de ser
… tócame que no temo al futuro ni al dolor
Las protagonistas de la poesía de Anthony Ríos no se apegan a recatos absurdos. Van de frente. Sin miedo al escrutinio social o del hombre con quien comparten el lecho o anhelan compartirlo. Y ese discurso de autonomía y demandas explícitas de una mujer hacia su pareja se repite en Profáname, canción escrita en los 80 por Anthony Ríos para la baladista Shiomara:
Profáname, quién te ha dicho que quiero purezas y amores tan suaves
Profáname, que estoy
llena de ganas adultas
y tú no lo sabes
Profáname, no soy templo
sagrado soy hembra que anhela encontrarse
Profáname, profáname, hazme ver que el amor es aún más que mirarse y besarse
Y esa libertad sexual, sin estereotipos, que redundan en las canciones de Anthony tuvo su punta de lanza cuando Vickiana popularizó Te invito (conocida por muchos como
El apartamento), canción que el compositor le regaló a “La Maidita” en 1983:
Hoy te invito a compartir el fuego que hay en mí,
Aquí en mi apartamento
No, no pienses mal de mí
Es que quiero sentir
Como hace tanto
que no siento
Ven, que quiero desatar
Contigo en el final
Como un volcán mis sentimientos
Ven, hazme sentir mujer
Volver a comprender que aún estoy viva y siento
Y ese tema concluye con un detonante: Mañana al despertar… Gracias y adiós, que revela a una mujer que busca placer sin ataduras emocionales. Un desafío al estereotipo de la popularizada “dependencia afectiva” de la que, se afirma, adolecen las del denominado “sexo débil”.
Y el reclamo por los derechos de alcoba y la necesidad de atención de una esposa en un matrimonio infeliz, Anthony lo condensa en Mal Amada, canción que le cedió a Edilí. Aquí la mujer se rebela frente a la desidia cuando hace su ultimátum:
Como hembra no me siento despreciable
Y aunque no sea por ti
Me sé deseada
Y tú me tienes tan, tan mal amada
Si llego a serte infiel
Tú eres culpable
Pero también las mujeres de Anthony Ríos sienten con vehemencia las ausencias. En la canción La distancia, que le compuso a Yolandita Monge cuando mantenía con la también artista una relación intermitente entre Puerto Rico y el país, hay un grito de amor con mucho sentido de cordura:
La distancia,
la cruel distancia
No ha logrado borrar de mi mente toda esta esperanza
La distancia,
la cruel distancia
No ha podido lavar de mi cuerpo toda tu fragancia
La distancia se hace cómplice de tu existencia
y de mis remembranzas
Es abono de grandes
nostalgias llenas de añoranzas
… qué cruel me has
hecho comprender lo
hermoso de estar cerca
Pero lejos ser cursis, las mujeres de la lírica de Anthony Ríos albergan esperanzas en el amor, aun cuando parece extinguirse. En 1991, Jackeline Estévez nos representó en el Festival OTI con la canción Cuando el amor se va, escrita por el poeta popular. Y una de sus frases dice:
Se ausenta, pero está
Pues no se ha muerto
No llenes con mentiras su verdad
Porque regresará
…cuando el amor se va
Las mujeres que viven en las canciones de Anthony Ríos no son las que vienen definidas por los clichés y los estereotipos que gobiernan las mentes de quienes se resisten al cambio. Podríamos decir que Anthony fue un visionario del empoderamiento (frase actualmente manida y convertida en trivial), un aliado respetuoso de la causa feminista. Pero más que eso, lo sensato es afirmar que el compositor creía en los derechos, en la equidad y, sobre todo, en el amor más allá de los géneros. Porque el amor y, muy especialmente el amor por la mujer, fue el eje transversal de su carrera y su vida.
Componer en femenino. La destreza para escribir canciones para mujeres de Anthony Ríos es comparable a la de grandes leyendas de la composición internacional como Juan Gabriel, Marco Antonio Solís y el español José Ramón García Flórez (J.R. Flórez).
El Divo de Juárez escribió temas para Lupita D’Alessio, Ana Gabriel, Daniela Romo, Rocío Dúrcal, Isabel Pantoja, Jenni Rivera, Angélica María, Lucha Villa y Thalía. Mientras que J.R. Flórez ha escrito canciones para Yuri, Lucero, Alejandra Guzmán, Paulina Rubio, Pandora, Lucía Méndez y Tatiana.
Del puño y letra de Marco Antoni Solís han salido éxitos para grandes intérpretes como Marisela, Olga Tañón, Rocío Dúrcal, Beatriz Adriana, Lucero, Rocío Jurado, Jenni Rivera, Myriam Hernández, Yuridia, entre otras.