El uso de la señalización para el pacto fiscal

El uso de la señalización para el pacto fiscal

Por: Haivanjoe NG Cortiñas

Como todo en la sociedad, la economía no es perfecta; pero siempre habrá nuevas formas de hacer las cosas cada vez mejor. La imperfección está presente en el mercado, pese al salto hacia la sociedad de la información digital. La economía de la información es y seguirá imperfecta, pese también, al Homo Deus, de la breve historia del mañana, del autor Yuval Harari, construida por él, como el último eslabón del Homo Sapiens, intentando colocarnos como divinidad.

La información imperfecta caracteriza a la economía de mercado, en donde entre competidores uno dispone de más información que otro -la economía de la realidad-, radicando información mala, incompleta y deshonesta. La economía de la información ha trabajado sobre el tema, incluso ayudándose de la psicología, y el avance ha sido significativo, en lo teórico y también en lo instrumental, especialmente para la microeconomía y particularmente para el mercado laboral y de seguros.

Una de las herramientas utilizadas ha sido la señalización, como recurso para agregar visibilidad en la competencia y reducir los desequilibrios de la información, con el propósito de ser considerado en la elección, sin que tenga que preferirse una elección adversa, con menos calidad y productividad.

En el mundo de la imperfección, la información es asimétrica, en donde se potencia el riesgo moral -por no conocerse plenamente la intención o comportamiento del otro-, y se debe incurrir en costos o actividades adicionales, a fin de proveer información complementaria que evite caer en una elección adversa.

El avance de la sociedad digital permite proveer mayor información y de mejor calidad, contribuyendo a reducir la incertidumbre y a posibilitar óptimas decisiones por las partes involucradas, lo que redunda en un beneficio mayor para la economía en su conjunto. 

En lo anteriormente descrito, se resume el fundamento microeconómico de la economía de la información, sin que pretendamos con algunos párrafos sustituir la bibliografía sobre el tema.

El mercado de hoy es más informado que el de ayer, pero, aun así, es asimétrico, desequilibrado. Trasladando lo micro de la economía de la información hacia los temas macroeconómicos, como el del pacto fiscal, medio concebido para la resolución del conflicto que envuelve realizar las reformas requeridas en el campo de los ingresos, gasto público y gasto tributario dominicano, oportuno parece ser, promover a la señalización de la economía como una manera de potenciar la optimización de los aspectos considerados en la toma de decisión por un pacto fiscal de carácter progresivo. 

El pacto fiscal – que debió hacerse en tiempos de normalidad durante el periodo 2013 al 2019 y no se realizó-, a diferencia de una reforma fiscal, presupone consenso sobre temas conflictivos y de tiempo álgido. Los actores son el gobierno, el empresariado y los ciudadanos en general, agrupados en ocasiones como trabajadores o consumidores. Gobierno y empresarios son tenedores o tienen acceso a información privilegiada, de calidad, actualizada; mientras que, los ciudadanos la carecen, generando asimetría, agravada en ocasiones por la falta de representación homogénea, como grupo de presión que vele por sus intereses.

La manipulación no debe ser arma del gobierno, principal protagonista del escenario del pacto fiscal, porque dejaría el referido pacto, de ser honesto y que tienda a lo progresivo en la definición de las políticas, tanto impositivas, como de gasto público, de conformidad a lo materialmente posible.

Un pacto fiscal resulta una política pública transversal, que al menos atraviesa por la inversión, el consumo -ambos público y privado-, los ingresos, el empleo, la confianza y el desempeño económico.

En la mesa del diálogo por el pacto fiscal, las partes deben enviar señales honestas, como forma de mitigar la asimetría de la información y en la construcción de una política pública transversal de largo plazo, que procure optimizar la salud de las finanzas públicas, estabilidad, confianza y crecimiento económico inclusivo, marcado con reducción de la pobreza y las desigualdades, que nos acerque al desarrollo.

El gobierno como principal promotor del pacto fiscal debe enviar la señal de que se compromete al cumplimiento de reglas fiscales con consecuencias legales, a la ejecución de un gasto público progresivo -que beneficie al mayor número de ciudadanos-, transparente y de calidad, que induzca al crecimiento económico sostenido y con mayor sabor a gasto de capital y gasto social, con parámetros progresivos y definidos.

Por el lado de los ingresos, promover la penalización de la evasión, en la que intervenga la Contraloría General, en el rol de fiscalizar lo fiscalizado en la recaudación; así como también, enviar señales claras de que los cambios fiscales serán de carácter progresivo, gravando a los que reciben más ingresos.

En cuanto a los agentes económicos, el gobierno debe enviar señales claras de garantizar a los empresarios estabilidad macroeconómica, seguridad jurídica y economía de mercado y estos a su vez, comprometerse en conducta, con una sociedad menos desigual, en donde los trabajadores reciban mejores salarios y los ciudadanos en general no sean perjudicados con impuestos regresivos.

Por su lado, los ciudadanos, pagadores fundamentalmente de tributos indirectos, como el de los Impuestos a las Transferencias de Bienes Industriales (ITBIS), el selectivo a los combustibles y, de una parte, del Impuesto sobre la Renta para el caso de los trabajadores formales, en la mesa del dialogo son representados por centrales de trabajadores y algún tipo de organización de la sociedad civil. Estos actores están más expuestos al desequilibrio de la información, por el poco conocimiento y manejo de los temas relativos a las finanzas públicas, respecto al que poseen las agrupaciones empresariales y el gobierno.

Los profesionales y la academia pública, deberían acompañar a los ciudadanos a mitigar la asimetría de la información que padecen en el escenario del pacto fiscal,  para exponer sus aspiraciones con calidad, enviando señales visibles, que hagan sentir sus puntos de vistas, basados en argumentaciones, que aun siendo de su imaginario social, estén respaldadas con planteamientos sustentados en estudios que lo protejan y hagan valer sus derechos de una vida digna en la política pública que sea acordada.

Ahora que de nuevo se anuncia lo del pacto fiscal, es la oportunidad para que los ciudadanos sean respaldados por profesionales que puedan contribuir con planteamientos viables y esta señal sea considerada en la discusión del pacto, procurando optimizarlas para beneficio de los más vulnerables, al tiempo de reducir el riesgo moral que acontece cuando una de las partes no puede apreciar el valor de la otra -caso de los ciudadanos representados con poca calidad- y, elegir las mejores opciones, para que, de esa manera poder alejar la posibilidad de una elección adversa que afecte a la población.    

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