Madrid.- El exdirector gerente del FMI Rodrigo Rato será enjuiciado desde el próximo lunes, acusado de administración desleal y apropiación indebida por el uso de unas tarjetas de crédito opacas al fisco durante su etapa como presidente de la entidad Caja Madrid.
Otros 63 directivos de Caja Madrid también se sentarán en el banquillo de los acusados por el mismo motivo, incluido el antecesor de Rato en la presidencia de la entidad, Miguel Blesa.
El pasado 1 de febrero, el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu ordenó la apertura de juicio oral por el caso de las tarjetas opacas, al reconocer indicios suficientes de administración desleal por parte de Blesa, Rato y el exdirector general de Caja Madrid Ildefonso Sánchez Barcoj, con el propósito de apropiarse de forma continuada e indebidamente del patrimonio de Caja Madrid.
Esa entidad era una de las siete que se fusionaron en 2011 para dar lugar a Bankia, ya presidida por Rodrigo Rato y que al año siguiente recibió unos 22.000 millones de euros de fondos públicos para hacer frente al agujero financiero que tenía.
Sobre Rato y Blesa pesan peticiones de cárcel que van desde los cuatro años y cinco años respectivamente que reclama la Fiscalía Anticorrupción a los seis y diez que pide Bankia, que ejerce una acusación particular.
Asimismo, la Fiscalía pide que los acusados indemnicen a Bankia, heredera legal de Caja Madrid, y que Blesa devuelva los 9,34 millones de euros gastados por todos los usuarios de las tarjetas opacas durante buena parte de su mandato, a partir del año 2003 y hasta 2010, y 2,69 millones a Rato por los cargos llevados a cabo desde su llegada a Caja Madrid hasta su salida de Bankia.
Entre los gastos realizados por los exconsejeros y exdirectivos de Caja Madrid destacan 3 millones de euros en restaurantes, dos millones en disposiciones de efectivo, más de 1,5 millones en desplazamientos y viajes, más de 1 millón en grandes almacenes, cerca de 800.000 euros en hoteles y unos 700.000 en ropa y complementos.
La utilización de todas estas tarjetas, según los datos de los informes elaborados por Bankia, no aparece conectada con los gastos de representación o relacionados con actividades profesionales de sus titulares, como por ejemplo cargos elevados por compras de alimentación, grandes superficies, ropa o retiradas de efectivo.