EL VALOR DE LA IMAGEN

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Calidad en el clima laboral

La calidad y sanidad de los climas laborales son un reflejo del buen o mal estado en que se encuentran las organizaciones. Por eso, cuando éstas son gestionadas como si fuesen patrimonios de particulares, pierden su identidad y su razón de ser, lo cual facilita que sus colaboradores internos asuman comportamientos de sobrevivencia parecidos a los de las pirañas y serpientes.

Se ha comprobado que  las organizaciones gestionadas a partir de las emociones, caprichos e intereses personales de sus líderes, generan climas laborales inestables, rígidos y poco confiables.

En fin, se convierten en lugares improductivos, donde el personal asume una actitud de sobrevivencia similar a la de las pirañas y serpientes.

Las organizaciones que crean climas laborales sustentados en la subjetividad, el chisme y en los favores personales, obviando factores como la institucionalidad, los méritos, las capacidades y la dignidad humana, tienden a parecerse al ambiente de la selva, en el que solo sobreviven aquellos empleados que imitan los hábitos de las pirañas y serpientes.

Uno de los pecados capitales de la gerencia moderna es el relativo a crear climas laborales al margen de la confianza, el respeto, la tolerancia y las relaciones humanas.

Entiéndase, personas capaces de comerse y morder a sus hijos, amigos y compañeros, a cambio de obtener ciertos beneficios y privilegios.

 En nada favorece al clima laboral y a la imagen pública de la organización, el hecho de que se le permita al talento humano canalizar sus inquietudes y aspiraciones obviando los canales institucionales establecidos.

Cuando la promoción y el reconocimiento a los empleados dependen de la subjetividad y los caprichos de los directivos y ejecutivos, se crean las condiciones para que cada quien se la busque como pueda.

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