La apariencia
La apariencia falsa es un recurso persuasivo y manipulador que emplean algunas empresas, instituciones y personas con el propósito deliberado de hacer creer a determinadas audiencias que son lo que en realidad no son.
En ocasiones, la apariencia puede ser un reflejo de la realidad objetiva, pero también puede ser empleada para crear y comunicar realidades ficticias interesadas.
Se ha determinado que en las sociedades, empresas e instituciones conformadas por personas que han hecho poco esfuerzo por desarrollar un pensamiento crítico y analítico, la apariencia falsa puede ser empleada como estrategia para engañar, manipular y persuadir. Desde el contexto de las relaciones públicas, cada vez que la apariencia es empleada para reflejar el ser y el parecer de la realidad, se constituye en componente tangible de la imagen pública.
En cambio, los contextos habitados por individuos que analizan los hechos a partir de la lógica del proceso, la falsa apariencia se convierte en mentira de patas cortas. La gestión de la apariencia, como medio para construir realidades falsas, solo logra sus objetivos en audiencias con bajos niveles de razonamientos. Hay que aprender a interpretar las mentiras que se comunican en la apariencia fabricada.
En la sociedad dominicana son cada vez más las organizaciones, líderes políticos, religiosos, sindicales, empresariales y sociales que gestionan su apariencia física, personal y profesional como plataforma para alcanzar determinados propósitos.
Es una idea fallida tratar de construir y posicionar un determinado perfil de imagen pública positiva, a partir de decisiones y acciones que solo tienen como objetivo ocultar la realidad.
Los que se refugian en la apariencia para decir y hacer lo que en realidad no son, emplean la fuerza del símbolo como recurso persuasivo.