El valor de la imagen

El valor de la imagen

J. LUIS ROJAS.

El cambio de imagen

Para muchos directivos y ejecutivos de empresas e instituciones, un cambio de imagen pública corporativa se reduce a parciales y coyunturales mejoras al logotipo, a la tipografía y a los colores que tradicionalmente identifican a sus organizaciones. Un cambio de imagen es mucho más que actualizar la identidad gráfica corporativa. Una imagen pública bien creada y posicionada, no se puede cambiar de lunes a domingo.

La decisión de cambiar total o parcialmente la imagen pública de una empresa e institución, debería sustentarse en causas racionales, nunca en razones emocionales. Cuando el cambio de imagen no está alineado a propósitos organizacionales estratégicos, lo más probable es que éste termine afectando la credibilidad y reputación de la organización.

Un cambio de imagen corporativa es un proceso integral y participativo, el cual se lleva a cabo cuando las empresas e instituciones han decidido cambiar de rumbo o porque en los mercados en los que participan se han registrado o se proyectan cambios trascendentales. Constituye un gravísimo error comunicar a las audiencias que se ha cambiado de imagen, pero sin producirse cambios en las identidades filosófica y cultural.

Es una mala idea invertir tiempo y dinero tratando de convencer a las audiencias de que tal o cual organización ha cambiado su imagen pública porque pretende ser diferente, cuando su pensamiento y accionar no son estratégicos. Para que un cambio de imagen pública sea sostenible, tiene que hacerse a partir de los vectores que conforman la identidad corporativa. Se equivocan los que confunden un proceso de cambio de imagen con esfuerzos continuos de comunicación.

La identidad es el ADN de las organizaciones, mientras que la comunicación es la plataforma para darlo a conocer.

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