El valor de la imagen

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J. LUIS ROJAS.

Ser relacionista

En el presente siglo, las competencias técnicas y conductuales que se exigen para laborar como relacionista en una empresa privada exitosa, en una institución pública transparente y en una organización no gubernamental creíble, son diferentes a las que se requerían en el siglo pasado. En la presente coyuntura, para ser un buen relacionista no basta con ser un buen agente de prensa.

Los retos y desafíos que diariamente se les presentan a las organizaciones en torno a su identidad, reputación, opinión pública favorable, relaciones armoniosas y presencia estratégica en los medios de comunicación, demandan la presencia y el apoyo continuo de relacionistas que piensen, decidan y actúen como profesionales formados para gestionar con transparencia y ética las relaciones públicas que habrán de ayudar a las empresas e instituciones a lograr los objetivos y metas deseadas.

Entre las competencias técnicas que debe tener el relacionista del siglo XXI se destacan las siguientes: tener licenciatura, posgrado o maestría en relaciones públicas, conocimientos en planificación estratégica, gestión de personal, conocimientos en marketing, experiencia en el manejo del comportamiento y desarrollo organizacional, conocimiento científico de la percepción y del proceso de formación de la opinión pública, dominio de las técnicas de negociación, habilidad para gestionar conflictos, entre otras.

Asimismo, se señala que las competencias conductuales básicas que requiere un relacionista para realizar una labor que añada valor al desempeño general de las organizaciones del presente siglo son: actitud para trabajar en equipo, orientación al cliente, buenas relaciones humanas, liderazgo, orientación a resultados, vocación de servicio, disciplina, tener valores éticos e inteligencia emocional y social.

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