El Valor De La Imagen. No basta lo mediático

El Valor  De La Imagen. No basta lo mediático

J. LUIS ROJAS.

En el presente siglo, gracias a los avances cualitativos y cuantitativos que ha alcanzado la tecnología de la información y la comunicación, la mayoría de los eventos, los hechos, los acontecimientos y los resultados procedentes de buenas y malas prácticas, se conocen, se visibilizan y se debaten. En pocas palabras, los líderes empresariales, políticos, sociales, religiosos, profesionales e influenciadores que no quieran ser delatados por sus audiencias, debido a la mala gestión que hacen de sus emociones y a la consumación de bellaquerías, lo más inteligente es hacer lo correcto siempre, en todo momento, lugar y circunstancia.
Hoy, más allá de que las instituciones creadas para gestionar con equidad y calidad las disposiciones establecidas en las leyes, los ciudadanos han creado diferentes mecanismos que buscan censurar y condenar a los que violan las normas y rompen los límites, cuyo propósito es garantizar el respeto a la dignidad humana.
En el ambiente comunicativo actual, es casi imposible que las malas acciones llevadas a cabo por determinadas empresas, instituciones, marcas y personas, no sean vistas y visibilizadas por alguien. Otra vez, lo más sabio es pensar, decidir, actuar y hablar con transparencia, ya que hoy muy pocas cosas permanecen ocultas.
En definitiva, no basta con tener y saber usar el poder mediático para encubrir las consecuencias que se desprenden del uso de malas prácticas. Invertir tiempo, dinero, energía y creatividad en acciones que tienen como único propósito manipular las actitudes, percepciones y opiniones de las audiencias, es desconocer la capacidad y facilidad que éstas tienen para hurgar y difundir informaciones.
Se equivocan los que piensan y creen que hoy es posible ocultar para siempre sus malas decisiones y actuaciones, aunque provengan de sus sentimientos, pensamientos y emociones íntimas.

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